La consolidación de la digitalización

Desde finales del siglo pasado, los programas académicos hablaban de las nuevas tecnologías. Hoy se llaman tecnologías de la información.

De forma paralela, se hablaba de las sociedades del conocimiento y la economía digital. Hace 30 años cuando no había dispositivos digitales la formación académica lo era todo.

Hoy la capacitación es constante y la actualización de los sistemas digitales sucede en tiempo récord.

La contingencia sanitaria aceleró la migración en los estilos de trabajo, las restricciones en el contacto personal, y hasta la presencia humana en centros de trabajo.

El teletrabajo es lo de hoy.

Esta realidad se ve en centros comerciales que cuentan con autoservicio, en el transporte público se prescinde del contacto humano y dejan en el usuario la responsabilidad de pagar su acceso, realizar recargas de tarjetas o hacer el check-in en los aeropuertos.

Este desarrollo tecnológico y su aceleramiento en la presencia de la vida cotidiana ha generado tanto un abaratamiento de dispositivos digitales físicos, como una dinámica donde los programas tecnológicos son sustituidos con gran rapidez.

Con esto, la obsolescencia empuja una carrera de sobrevivencia en el mercado.

Esta dinámica ha obligado a que las empresas se vean obligadas a invertir permanentemente en sus sistemas tecnológicos donde no se limita a la modernización de sus dispositivos físicos o aplicaciones digitales, sino prioritariamente a la seguridad digital; ya que, en tanto se avasalla al consumidor con la necesidad de digitalizarse, también en el consumidor existe una notoria y creciente preocupación por el uso de sus datos personales.

En este sentido, Nelson Amparán, Director General de Academia Global comentó durante su ponencia Transformación Digital de Personas y Organizaciones en la era Post-COVID en la Feria Internacional del Libro de Monterrey lo siguiente:

“Las personas estamos teniendo una gran presión, ya que quienes poseen mayores habilidades tecnológicas están desplazando a otras que trabajan de manera rutinaria en ciertas funciones”.

Nelson Amparán, un apasionado y comprometido empresario impulsor de modelos educativos adaptados para atender necesidades de empresas, aseguró que “con el objetivo de no ser obsoletos, debemos de desarrollar la habilidad de desaprender para aprender, debemos de olvidar las formas del trabajo tradicional. Los procesos, los ambientes, la logística y el entorno laboral cambiaron radicalmente después del COVID, las empresas requieren colaboradores que generen un pensamiento digital”.

Las dinámicas del mercado han hecho que el sistema de competencias empresariales sea tecnológica, motivo por el cual, las empresas se encuentran en la necesidad de transformarse digitalmente para subsistir en el mercado.

Las compañías consolidadas y las startup, empresas de reciente creación con mayor tendencia a lo digital, invierten como modelo de negocio para tener una presencia en redes sociales y también para lograr el desarrollo de modelos de producción totalmente digitalizados que prescinden del capital humano.

Debido a esto, es de vital importancia adoptar un sistema híbrido en donde los colaboradores puedan convivir e implementar la tecnología en su día a día para mantener el rumbo de las empresas.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.