La crisis de la pandemia y la importancia de votar 

Nunca había estado tan cerca al acto de morir. Mi edad y la pandemia, un cocktail mortal, un veneno de la naturaleza y sin embargo, sigo aquí, escribiendo poesía, aprendiendo de las conferencias de Juan Villoro, y tomando clases de política por Zoom con el maestro Raúl Godinez.

Aprendiendo nuevas canciones para que mis nietos no digan que solo entiendo el jazz y el blues. Leyendo a la 
Italiana Elena Ferrante traducida al español del italiano en “Las Mentiras Que Dicen Los Adultos". Descifrando a Louise Gluïk, poeta ganadora del Nobel.

Sigo asistiendo a las fuentes de la Macroplaza, adquiriendo dos de las flores con las que representa la artista Medrez a las muertas de Juárez.

Sigo aquí, volando a Houston para adquirir la vacuna Moderna para el coronavirus, la cual, se regala a los clientes del hospital Metodista que son de la tercera edad.

Sigo aprendiendo a caminar 2 km diarios para obtener la vitamina D del sol y para fortalecerme.

"Ha sido un año horrible", como diría William Shakespeare, pues aunque lea solo la carta del hospital de Houston dándonos una fecha para ponernos la vacuna el mismo día que el Papa Francisco, fue algo muy bueno.

Claro, la paciencia la he tenido que adquirir poco a poco, pues mi amiga, que ha luchado en la arena política, ya ha dejado el chat por considerarlo antagónico a un presidente que se empeña en afirmarlo todas las mañanas con periodistas a modo medio dormidos sin desayunar. Esperando las ahora de moda, tortas de chilaquiles al salir de Palacio.

Las calles están llenas de cuatreros con tapabocas, a los que solo les falta el antifaz, y en los aviones te sientan tan amontonados que no siguen los protocolos.

Nadie en su sano juicio seguirá en las fiestas y las bodas, el amor sigue su curso y los barbijos ausentes.

Más los que ya no pueden de cansancio son los médicos y el servicio médico, que consideran como traición estos aquelarres de muchedumbre contaminada.

Nos creemos invencibles y no lo somos, cuántos de nuestra familia o cercanos han muerto a causa de la pandemia, con exámenes o sin ellos, ya nos acabamos a los cuatro jinetes del Apocalipsis, el quinto es lo desconocido: el infierno de las elecciones.

Tenemos que votar transformando así este mundo nuevo para nuestros nietos en algo mejor y enseñando con nuestro voto que sí es posible mejorar la esquina del mundo en que nos tocó vivir.
Sonya Garza Rapport

Lic. en Medios Masivos, nacida en Monterrey, N.L. Sub-Secretaria de Cultura del Estado. Escritora de diferentes libros (Eterna Disyuntiva). Doctorado Honoris Causa en Literatura.