La economía del cuidado
La transformación del mercado laboral, la incorporación de procesos de automatización y programas de inteligencia artificial dirigidos a la sustitución del factor humanos en los procesos de producción, eran temas en boga y que generaban acalorados debates derivado del impacto que ello suponía en las ofertas laborales en muchos ámbitos económicos y que no eran exclusivos de la industria manufacturera primordialmente.
La incorporación de procesos de automatización y programas de inteligencia artificial, habían trascendido y se habían trasladado a otras áreas como la contabilidad y el periodismo.
Es decir, no sólo Amazon, la industria automotriz o la agricultura estaban incorporando sofisticados modelos de automatización para prescindir de la mano de obra humana.
Empresas como Wal-Mart y algunos periódicos estaban recurriendo a programas de automatización y de inteligencia artificial para explorar la incorporación de estas alternativas para atender tareas relacionadas con la contabilidad, en el caso de la tienda de autoservicio, y la redacción de notas informativas, principalmente relacionadas con el ámbito de los negocios, en el caso de los periódicos.
Sin embargo, de acuerdo con la consultora McKinsey, en un estudio realizado en 2016, se identificó que el mercado laboral de los cuidados era uno de los mercados menos susceptibles de automatizarse, sólo 11%, ya que el toque humano, la consideración y empatía son características que difícilmente pueden ser simuladas por algoritmos y programas de inteligencia artificial.
La oferta de los cuidados es un mercado de amplias oportunidades que exige altos niveles de profesionalización y especialización, la certificación resulta indispensable para lograr la confianza.
Lo anterior resulta interesante. Existe una necesidad de mejorar e invertir en la infraestructura de los cuidados, ya que en una sociedad donde se hace necesario el trabajo de cada uno de sus integrantes, el tiempo para el cuidado de familiares sean adultos mayores; o bien, infantes, se hace necesario la disposición de personas calificadas para atender las necesidades, ya sea de forma temporal o permanente, del cuidado de personas.
Nuestras sociedades tienden a un proceso irreversible de envejecimiento, aunado a la automatización y mayor necesidad de prescindir de la interacción humana para muchos procesos, de hecho, la emergencia sanitaria ha profundizado esta necesidad ante el miedo al contagio de la COVID_19, generando un desplazamiento en las necesidades de empleo y una mayor demanda de personas dedicadas al cuidado.
Actualmente, se calcula que la pérdida económica ocasionada por la contingencia en el mercado de los cuidados es de alrededor de $64,500 millones de dólares, lo que impacta en una pérdida en la calidad de vida de las familias.
Es necesario impulsar y reglamentar el mercado del cuidado, es necesario invertir en su infraestructura, profesionalización, capacitación y certificación; así como establecer las obligaciones y responsabilidades tanto del ofertante de los servicios, como del comprador, debemos mirar al futuro y trabajar en él, lo antes posible.