La incertidumbre global y el cambiante orden mundial. Lastres hacia el futuro…
Mientras el establishment mundial, especialmente sus aliados más cercanos, se centra en estrategias de supervivencia a corto plazo, persistiendo una preocupante subestimación del arraigo del movimiento MAGA.
Todo esto en un contexto donde se deben revertirse las políticas económicas expansivas que se implementaron tanto para evitar la quiebra del sistema bancario mundial por las hipotecas sub-prime (2008), así como salir delante de la contracción asociada con la pandemia, sin olvidar que la deuda de los EEUU ha llegado a niveles preocupantes. [https://www.imf.org/external/datamapper/CG_DEBT_GDP@GDD/CHN/FRA/DEU/ITA/JPN/GBR/USA].
Nadie piensa en un giro donde los EEUU pongan a prueba su poder y pierdan su hegemonía.
No obstante, todas las grandes potencias se lanzan amenazas mutuas y da la impresión de que cada uno esta buscando su “guerra” que asegure su espacio de influencia.
No es nuevo, la antigua URSS intentó desde su instauración y hasta 1989, casi 80 años, una política de independentismo o aislamiento económico del Occidente liderado por EEUU, y terminó en la ruina cargando con las ineficiencias de la COMECON, un acuerdo comercial y político con países con muy bajas tasas de crecimiento de productividad pero que estaban dispuestos a someterse al poder soviético para salir de la ruina causada por la Segunda Guerra Mundial.
El mismo destino le espera a China con el BRICS, al asociarse con países pobres que cargan con lastres políticos originados en democracias de muy baja calidad representativa y que se refleja en enormes vicios de sus economías “mixtas” de por sí muy ineficientes.
¿Serán tan tontos los chinos para seguir esa línea?
La UE, antes confiada en que los EEUU la necesitaban como aliada, hoy la nueva y fría realidad los ha convencido de que siempre habrá algún loco con poder -no solo ruso- que puede no solo arruinarlos sino revivir la inestabilidad en el mismo territorio europeo.
La lectura de la historia reciente muestra que el mundo posterior a la segunda gran guerra se organizó alrededor de un solo eje, los EEUU, único país que tenía su base de producción intacta y un gran poder militar.
El capital para reconstruir fue norteamericano y el mercado también, no había más opciones para salir de la destrucción y parálisis de la economía mundial de aquel entonces.
Ser el eje político, económico y militar del mundo repartió costos y beneficios para todos, hasta que apareció la inflación y todo tuvo que cambiar con la crisis de las deudas de los 1980´s.
Las economías se recuperaron y surgieron las potencias emergentes que empezaron a retar no solo la habilidad productora de los EEUU sino su poderío militar.
Aparece el Consenso de Washington y aunque nunca se aplicó a cabalidad, surge la globalización comercial y financiera, que funciona a niveles personal, político y económico.
Ha estado activa y profundizándose durante al menos los últimos cincuenta a cien años.
La influencia ubicua de las finanzas de alta velocidad, la cultura de masas y la comunicación de masas es una realidad de la cual casi ningún sector del planeta queda sin exponer.
Sin embargo la insatisfacción se ha profundizado debido a la enorme desigualdad que continúa caracterizando el mundo post moderno.
Las principales preguntas sociológicas de la globalización son:
- ¿de dónde emana el poder en el sistema global?
- ¿cómo se mantiene este poder?
- ¿quiénes se benefician de él y quiénes lo sufren?
Al considerar la globalización como un problema social, debemos tener en cuenta esta cuestión del poder, ya que es principalmente a través del control y el uso del poder que los problemas sociales se crean, perpetúan y resuelven.
Para aquellos en la cima de las estructuras de poder global, esto puede no parecer un problema social.
Sin embargo, para aquellos en la base, que viven día a día con salarios escasos, un entorno natural deteriorado y las consecuencias de los conflictos militares, la dinámica del poder global presenta más problemas que oportunidades.
En la medida en que las poblaciones campesinas son sacadas de la pobreza por la disponibilidad de empleos en los puestos de avanzada de las corporaciones multinacionales, este alivio es a menudo temporal y rara vez ofrece un medio para un cambio social sustantivo.
En otras palabras, una discusión ética sobre la globalización debe reflexionar y buscar soluciones al sufrimiento humano en todo el planeta.
El enfoque en los mercados ha dominado el pensamiento social y político del siglo XX.
La izquierda definió el mercado como el enemigo de la libertad, mientras que la derecha lo definió como su fuente.
En el discurso público, mientras tanto, la democracia ha sido equiparada con la economía de mercado "libre".
Sin embargo, los mercados "libres" no existen en una forma pura.
Los mercados existen bajo la égida del algún tipo de control gubernamental.
Los gobiernos determinan qué públicos tienen acceso superior al capital sobre el cual se construye a su vez, una mayor riqueza.
Las reglas generales acerca del poder no habrán de cambiar en ningún futuro, excepto claro está que cayéramos en una gran crisis fuera de la órbita controlable de lo humano.
Lo que si está cambiando continuamente es el concepto de estados-nación y la posición relativa de estos entre sí.
Todos detestamos los sistemas hegemónicos pero como es el caso de China, pretendemos servirnos de esos modelos.
China es una potencia emergente que ya reta el orden impuesto por el Consenso de Washington, pero sin abjurar del hegemón mismo sobre el que basa su “éxito”.
El único modelo que conocemos para la vida y el desarrollo económico se sostiene en el crecimiento del consumo, y el principal mercado del sistema mundial son los EEUU, de hecho hay países como México que dependen casi totalmente de la economía norteamericana.
El poder no es sustancia sino ejercicio (Foucault):
“ …… Se trata de no analizar el poder en el plano de la intención o la decisión, no procurar tomarlo por el lado interno, no plantear la cuestión (que yo creo laberíntica y sin salida) que consiste en decir: ¿quién tiene, entonces, el poder?, ¿qué tiene en la cabeza? ¿qué busca quien tiene el poder? Había que estudiar el poder, al contrario, por el lado en que su intención –si la hay- se inviste por completo dentro de prácticas reales y efectivas (como las económicas): estudiarlo, en cierto modo, por el lado de su cara externa”.
Toscano López, Daniel. (2016). El poder en Foucault: «Un caleidoscopio magnífico». Logos (La Serena), 26(1), 111-124. https://dx.doi.org/10.15443/RL2608
Demasiado bien se sabe que la violencia no beneficia a nadie.
La experiencia demuestra que las rebeliones tanto de izquierda como derecha (v.gr. MAGA y el libertarismo anarco-capitalista), no crean más progreso y libertad per-se.
Las potencias dominantes deberán usar el poder de reunión o convocatoria para que los líderes a cargo, sin violencia y sin coacción, dialoguen y actúen en concierto, estableciendo las demarcaciones mutuas que sean necesarias para la paz y sacar adelante los difíciles cambios que deben hacerse en el modelo de vida del mundo en todos los órdenes.