La Inteligencia Artificial aleja la inclusividad laboral

Silicon Valley se ha preocupado por promover la presencia de mujeres en puestos de diseño, desarrollo e innovación tecnológica.

El área profesional de las tecnologías de la información es comúnmente un terreno dominado por hombres, el desarrollo de soluciones tecnológicas, el diseño e innovación de programas digitales o aplicaciones es ocupado primordialmente por hombres, quizá sólo las ingenierías son el ámbito profesional en donde la presencia de hombres es abrumadora, respecto a la presencia de las mujeres.

En el 2020, las mujeres constituían del 28 al 42% de la fuerza laboral de GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft), de acuerdo con datos reportados por Statista.

Más ampliamente, sólo 31% de los empleados de las TI son mujeres, según investigaciones de Gartner.

En este marco, Silicon Valley, se ha preocupado por promover la presencia de mujeres en puestos de diseño, desarrollo e innovación tecnológica.

La UNESCO ha procurado desarrollar iniciativas de formación y capacitación que impulsen la incursión de mujeres en este ámbito, parte del interés y desarrollo tiene que ver con el gaming (participante de videojuegos), donde las mujeres ya representan alrededor de 48%, es decir, prácticamente representan la mitad de los jugadores en nuestro país, lo anterior de acuerdo con CIU, The competitive Intelligence Unit, agencia de seguimiento y evaluación del mercado de los videojuegos a nivel mundial.

El desarrollo de sistemas de inteligencia artificial se convierten en herramientas para la toma de decisiones, ante la necesidad de crear modelos laborales seguros, ajenos a los estereotipos y que sancionen ejemplarmente el hostigamiento y acoso sexual y laboral en contra de las mujeres, y sobre todo, existan modelos de remuneración idénticos a los que gozan los varones.

Sin embargo, la inteligencia artificial antes de atajar y reducir la brecha laboral, la ha ampliado.

Recientemente, un estudio del Institute for Business Value, indica que si bien 68% de empresas encuestadas reconoció que desearía emprender modelos de reclutamiento ajenos a estereotipos y alcanzar la inclusividad, encontró también que aquellas compañías con sistemas de inteligencia artificial para identificar candidatos a distintas vacantes, las mujeres tenían 5.5% menos oportunidades de ser contratadas que aquellas empresas que no usaban este modelo.

Misma situación se presentó con la comunidad LGTB+, donde la probabilidad de no ser considerado para ciertos puestos fue 4.4% mayor.

Como puede observarse, si bien se reconoce la necesidad urgente de modificar los procesos de selección/contratación y para ello se ha optado por sistemas digitales o impersonales, estos métodos no aseguran procesos de contratación ajenos a los estereotipos o sesgos de género o identidad sexual, ya que estos responden a procesos de programación realizados por personas, por lo cual se introducen variables que inciden decisivamente en estos métodos de selección.

Las empresas del nuevo milenio y las que aspiran a adaptarse a las necesidades actuales de mercado y de demanda de empleo, tienen el reto de supervisar y evaluar exhaustivamente el uso de estos modelos de inteligencia artificial para seleccionar a su talento, ya que de no hacerlo de esa manera, lejos de promover un reclutamiento igualitario e inclusivo, podrían ahondarlo y hasta promoverlo.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.