Econokafka

La presidenta de saliva

Sergio Negrete DETONA: Claudia Sheinbaum rápidamente se subió al ladrillo y está mareada por su poder. Tiene, como su padre político, el potente podio mañanero para pontificar, dictar, acusar, refutar o matizar.
  • “¿Qué horas son?”
  • “Las que usted diga, Señora PresidentA, con A”.

Eran los tiempos más abyectos del priato y ahora lo son del morenato.

A diferencia de muchos de sus antecesores, Claudia Sheinbaum rápidamente se subió al ladrillo y está mareada por su poder.

Tiene, como su padre político, el potente podio mañanero para pontificar, dictar, acusar, refutar o matizar.

Como el Licenciado, tampoco parece que haga mucho más, aunque ahora se sabe que se dedica a escribir sus remembranzas de ese cambio histórico que fue recibir el bastón de mando y la banda presidencial de López Obrador (aunque lo del mando no haya sido real).

La mezcla perfecta para enaltecer a López Obrador y de paso, a sí misma.

Un título del futuro best seller que estará en el buró de todo morenista podría ser:

  • “La Historia Somos Nosotros, pero sobre todo AMLO”.

Con respecto al país, la presidenta, como hizo en su tiempo el tabasqueño, ha construido un reino de caramelo a golpes de imaginación y que presenta embelesada en cuanta ocasión se le pone enfrente.

México va bien.

Científica como es, la doctora opta por los datos.

No tiene otros, una diferencia de estilo con el sexenio anterior, sino que hace una mañosa selección.

La economía, proclama, es sólida. 

Sobra decir que no hace referencia alguna al crecimiento en picada, como tampoco a la inversión enfilada en la misma dirección, sino al desempleo, en niveles muy bajos, por más que la creación del empleo formal se estancó.

Exalta el nivel de las reservas del Banco de México, como si fueran algo fundamental en un régimen de libre flotación.

Ya tiene su modelo para transformar al país, el grandilocuentemente llamado “Plan México” (el Plan Nacional de Desarrollo ya fue publicado a fines de febrero y ni quien se acuerde).

¿Cómo va?

Por supuesto, espléndidamente.

La presidenta y la Secretaría de Economía han descubierto una mina de promesas: la denominan cartera de inversiones, nacionales y extranjeras, futuras.

El monto se expresa en dólares (suena más espectacular e implicaque serán dineros que llegarán del extranjero) y actualmente ronda los 220 mil millones (de dólares, claro).

Un dineral que es, como la presidenta, parte de esa economía de imaginación y saliva, un registro de promesas que la dependencia federal ha compilado y presume como hechos que se concretarán en un futuro incierto, a veces muy lejano de lo cierto.

Ahí sigue la prometida inversión de Tesla que ofreció Elon Musk (más de 10 mil millones de billetes verdes) que cualquier burócrata sensato ya habría borrado de la cartera dado que Musk no ofenderá a su nuevo amigo del alma, Donald Trump, invirtiendo masivamente en una planta industrial fuera de Estados Unidos (y menos en México).

Es de desear que los 210 mil millones restantes sean más realistas.

Por lo pronto, la presidenta ya encontró una forma de rellenar la mañanera de los jueves, que es el día de las inversiones.

Un empresario se presenta ante la nación y compromete una cantidad de dinero a lo largo de cierto número de años.

Hace no mucho estuvo Netflix y este semana tocó el turno a Mabe.

Mientras tanto, los verdaderos datos son otros: en el cuarto trimestre del año pasado la inversión extranjera directa nueva fue la más baja desde 1985.

Porque la saliva presidencial es una pero la realidad es otra.

Hoy lo es Teuchitlán y sus horrores.

Pero ya dijo la presidenta que por el momento solo hay fotografías aisladas y que no deben adelantarse conclusiones.
Sergio Negrete Cárdenas

Doctor en Economía y Maestría en Economía Internacional por la Universidad de Essex. Diplomado en Política Exterior de Estados Unidos por la Universidad de Maryland. Licenciado en Economía por el ITAM y en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Ha sido Profesor en varias universidades de España y México, destacadamente la Universidad Pompeu Fabra y la Escuela Superior de Comercio Internacional en Barcelona, y en México en el ITAM, UNAM, ITESO, la Escuela de Periodismo Carlos Septién y la Universidad de las Américas en Puebla. Es columnista de El Financiero y de Arena Pública, además de que contribuye en otros medios impresos y electrónicos. Su podcast semanal, Econokafka, trata temas de economía, historia, política y libros. Colaboró por varios años con el grupo británico The Economist sobre temas relacionados con México, y es analista de Oxford Analytica. Fue reportero y columnista por varios años en el periódico El Economista.