La transformación del entorno laboral en México
Durante la actual administración, se han emprendido cambios en la legislación laboral, ello derivado de un genuino interés por mejorar las condiciones de la clase trabajadora, pero también de atender las recomendaciones y obligaciones derivadas del nuevo tratado de libre comercio que estableció, entre otras disposiciones, la necesidad de asegurar la independencia sindical, acabar con el sindicalismo oficial y sin legitimidad en la representación, así como las mejoras en las condiciones económicas y sociales a efecto de reducir las ventajas competitivas derivadas de una mano de obra más barata.
Se emprendieron también acciones para prohibir el outsourcing o terceriazación de prestación de servicios, y el incremento en el salario mínimo; en este sentido es relevante mencionar que los avances en materia laboral, con la reforma aprobada en semanas recientes, incluyen la ampliación del periodo vacacional de seis a 12 días a partir del primer año laboral.
De acuerdo con diversos estudios e indicadores laborales, el trabajador mexicano es de las personas que mayor tiempo trabaja durante el año; sin embargo, la riqueza o beneficios económicos que se generan no corresponden con el tiempo laboral.
Ejemplo de lo anterior es que, de acuerdo a la OCDE y la Coparmex, el mexicano trabaja en promedio 2,255 horas, lo que erosiona su calidad de vida y por ende, impacta negativamente en el cumplimiento de sus responsabilidades y obligaciones laborales, lo que deriva en una caída en su productividad.
En este sentido, el secretario de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, el diputado Tereso Medina indicó que: “El objetivo es proponer iniciativas que mejoren la calidad de vida de los trabajadores, donde uno de los temas de mayor relevancia es el de la productividad, ya que el trabajar una gran cantidad de horas no garantiza que se tengan los mejores resultados al generar un desgaste en los colaboradores”.
Por lo que contar con vacaciones suficientes resulta estratégico, considerando el estrés y las presiones de la vida moderna.
Para la Organización Internacional del Trabajo, el mínimo necesario de un periodo de descanso o de vacación es de 18 días anuales.
En Latinoamérica, de acuerdo a esa misma organización, diversos países cuentan con leyes laborales más flexibles, por ejemplo Colombia, Chile y Guatemala, que otorgan 15 días de vacaciones; en Uruguay se incrementan a 20, y en Panamá, los trabajadores cuentan con 30 días de descanso de forma anual.
Las transformaciones e interacciones comerciales que se tienen a nivel mundial han empujado con decisión un modelo nacional de Sindicalismo Responsable, enfocado en resguardar y velar por mejores condiciones de desenvolvimiento humano, social y personal a través de programas, instituciones y beneficios que les permita a la fuerza laboral no sólo capacitarse, si no acceder a oportunidades de crecimiento.
Dicho modelo requiere de la participación de todos los sectores para una mejor configuración del aparato productivo nacional.
De no ajustarse el tiempo de descanso, correspondiente al tiempo de trabajo, la nueva cultura laboral generará que cada vez más se incremente la insatisfacción de los trabajadores, lo que redundará en una baja productividad, misma que afecta no sólo a las empresas, sino también a la productividad nacional.