La tumba de Polk

El presidente James K. Polk lanzó la guerra contra México (1846-1848), expandió el territorio de E U en más de un tercio e hizo realidad el Destino Manifiesto, al extender a su nación, a costa de nuestro país, hasta el Océano Pacífico.
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Sin embargo, los restos mortales del héroe puritano yacen en una descuidada tumba de cuatro por cuatro metros de lado, en una colina del Capitolio de Nashville, Tennessee, la cual visité hace unos días.

Polk ejecutó la política anexionista que 20 años antes ya había decidido su mentor, el presidente Andrew Jackson, quien gobernó de 1829 a 1837, mientras que, en el mismo periodo de ocho años, México fue gobernado por ¡doce presidentes!

En la elección presidencial de 1844, la anexión de Texas y la expansión de la esclavitud fueron asuntos clave.

El candidato del Partido Whig, Henry Clay, adoptó una plataforma en contra de la anexión del territorio mexicano bajo el principio de preservar el equilibrio por el tema de la esclavitud entre el Norte y el Sur así como el respeto a la soberanía de México sobre Texas.

En cambio, el demócrata Polk...

...basó su campaña con la promesa de expandir el territorio hacia el Oeste, inspirada en la doctrina calvinista del Destino Manifiesto predestinada a avasallar indios, despojar a mestizos o criollos, católicos de origen hispano, todo por la voluntad divina.

Polk fue electo presidente, Clay fue derrotado, y México también perdió pues se cumplió la anunciada anexión de su territorio, sin que nuestros pésimos gobernantes lograran impedir la amenaza.

Nuestros miopes gobernantes no sólo no frenaron la catástrofe sino que la alentaron al otorgar derechos de propiedad de la tierra en Texas a colonos yanquis, anticatólicos y antihispanos.

De nada sirvió la patriótica advertencia de nuestros diplomáticos en Estados Unidos, ante el inminente despojo a una nación amiga de una parte considerable de su territorio.

Francisco de Paula de Arrangoiz y Berzábal, cónsul en Nueva Orleans, advirtió en 1845 al comandante de Veracruz:

La canalla que ha emigrado y emigra diariamente de los Estados Unidos (a Texas), que es muy numerosa, y, no teniendo qué perder, quiere la agregación, y la quiere con una guerra, persuadida de que así podrá invadirnos, llegar a las ciudades y arrebatar las barras de plata y los Niños Dios de oro que creen abundan en nuestras iglesias.

El mausoleo de Polk tiene la forma de templo griego, sostenido por cuatro columnas dóricas. En el centro un túmulo donde se leen las siguientes inscripciones (original en inglés):

“Los restos mortales de James Knox Polk descansan en la bóveda inferior. Nació en el condado de Mecklenburg, Carolina del Norte, y emigró con su padre, Samuel Polk, a Tennessee, en 1806.

“La belleza de la virtud resplandeció durante su vida, la excelencia del cristianismo fue ejemplar en su muerte.

“Debido a su política pública definió, estableció y expandió las fronteras de su país. Implantó las leyes de la Unión Americana en las playas del Pacífico”.

Al retirarme del mausoleo, me encontré con el albañil ecuatoriano Wilson Robles, quien restaura la tumba de Polk.

Como no sabía quién era este personaje, le conté al trabajador latinoamericano que Polk se apoderó de la mitad del territorio mexicano.

- “Le voy a reclamar”, me dijo indignado Wilson, mientras empujaba su carretilla hacia el sepulcro.

Se reproduce el texto publicado en Milenio, con la autorización del autor.

Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).