Lecciones del COVID-19
Qué lentos y agradables pasan estos días. Nos enseñan tantas cosas de nosotros mismos. Sentimos los regalos del Dios de Espinoza al comenzar nuestra introspección. Nos planteamos preguntas, las eternas tres preguntas, y nos hacen pensar en nuestra finitud.
Nosotros los "baby boomers" que no vivimos ni la Revolución, ni la Gran Guerra, y la Mundial fue a través de nuestros padres y de creer en el Imperio americano, hablábamos de buenos y malos: yankees buenos, alemanes malos. Los japoneses y los chinos, a través de las mentiras que nos contó Hollywood, en el que creíamos como un verdadero dios.
Resultó que todos éramos seres humanos con antipatías y simpatías.
Ahora que una pandemia nos dejó encerrados por miedo al contagio, valoramos "the gift of fear", ese temor que nos hace ser precavidos para sobrevivir.
Ahora añoramos el mar, las montañas, salir al cine, ir a meditar a la iglesia y los amigos, esos que dan sentido a nuestra vida y que nos hacen crecer. Que saben reír con nosotros, que nos enseñan del teatro de la vida y de la historia del mundo.
Es hora de recapacitar y salir a un mundo nuevo, sin envidias ni competencias frívolas de "yo sé más que tú", como cuando éramos niños. Menos de religiones y partidos separatistas, vamos a gozar el sol, la luna, y a los grandes clásicos y los cómics.
A eso venimos, a aprender y a ser generosos.
Que las aguas del río de la vida nos bauticen como seres nuevos, emanados del vientre universal sin pecado alguno.