Novak, el mentiroso

Este suceso debe enseñarnos que no importa tu visibilidad y reconocimiento mundial: no hay figuras públicas, por más destacadas que sean, que se encuentren por encima del bienestar general.

A principios de año, se suscitó una polémica estridente derivada de la celebración del evento deportivo de tenis, el Abierto de Australia.

La polémica derivó porque el tenista número uno del mundo, Novak Djokovic, un notable antivacunas, presentó documentación no verídica para poder obtener una exención médica y poder participar en dicho torneo, del cual por cierto es el máximo ganador con 9 triunfos.

Cabe señalar que Australia, debido a la pandemia, ha solicitado a todos sus visitantes la presentación de certificados de haber sido inmunizados contra la Covid_19; o bien, someterse a consideración de un comité a recibir la extensión de una licencia médica en donde se justifique la no inmunización.

El tenista presentó documentos en donde indicó que en el pasado mes de diciembre había estado enfermo de Covid_19, sin salir de su país y había estado aislado; sin embargo, las fechas en las cuales debió cumplir con el aislamiento, aparecieron documentos que indicaban que Djokovic había viajado a España por compromisos laborales y asistido a eventos de beneficencia con niños, sin usar cubrebocas, lo cual levantó sospechas sobre la veracidad de los dichos.

El gobierno australianose vio envuelto en una polémica mundial sobre el "maltrato" al tenista, destacada figura pública, además de sobredimensionar el evento, enfatizando el tema de la violación a la libertad individual.

Al respecto es necesario destacar que en los últimos dos años, el mundo se ha visto envuelto en la incertidumbre y temor. Los muertos han sido demasiados, la caída en la actividad económica y las afectaciones emocionales han desgastado a la sociedad.

La misma se ha visto obligada a restringir muchas de sus actividades, hacer innumerables sacrificios para protegerse, todo en favor del bien común.

Es aquí donde es necesario hacer un alto y reflexionar sobre los límites de la libertad individual.

Una persona puede elegir y tomar decisiones sobre sí mismo; sin embargo, sus decisiones están acotadas por la libertad y derechos de los demás: es una libertad acotada, no es una libertad restringida.

La necesidad de preservar la seguridad de los colectivos radica en la renuncia al ejercicio sin limites de nuestra libertad, por tal motivo, es injusto que una persona, por mayor que sea su visibilidad y fama, pretenda falsear información para obtener un beneficio acorde con el ejercicio de su libertad.

La contingencia sanitaria ha demandado mucho a la sociedad en su conjunto. Valores como la solidaridad y la resiliencia son indispensables para seguir avanzando.

Es cierto que esta contingencia que dio lugar a la imposición de medidas restrictivas de movilidad (fundamentalmente), dio pie para que gobiernos autoritarios restringieran el disfrute de los derechos humanos; sin embargo, el abuso en este sentido debe evitarse, también el abuso irresponsable y hasta cínico del ejercicio de la libertad individual.

El aseguramiento del bienestar común se encuentra por encima de la libertad personal, sobre todo cuando lo que se pretende es proteger la vida e integridad de las personas.

Este suceso debe enseñarnos que no importa tu visibilidad y reconocimiento mundial: no hay figuras públicas, por más destacadas que sean, que se encuentren por encima del bienestar general.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.