O conmigo o contra mí
28 DE OCTUBRE DE 2021
EL SEXTANTE
Por Adolfo González
O CONMIGO O CONTRA MÍ
Corrían los años centrales del siglo XIV, algo ha llovido desde entonces, cuando un caballero francés llamado Bertrand du Guesclin, intervino en calidad de mercenario en la guerra civil fratricida que se sostenía en Castilla. Lo hizo a favor de quien sería después Enrique II, perteneciente a una rama de origen bastardo que fundaría después la dinastía Trastámara, de honda huella en la Historia, puesto que a ella pertenecieron, por ejemplo, los Reyes Católicos.
La cuestión es que, durante una entrevista promovida por el propio Du Guesclin, el mencionado Enrique asesinó en Montiel a su rival y medio hermano Pedro el Cruel, y de ese modo accedió al trono. Como todo pareció indicar que Bertrand tomó parte activa, además de en la preparación, en el propio asesinato, su respuesta a la cuestión, que es la cita que antecede este texto, quedó para los anales de las crónicas castellanas.
Todo esto viene a cuento, y enseguida se lo explico a mis pacientes lectores, porque así, mercenarios y dispuestos a lo que sus necesidades dicten, quiere AMLO a sus seguidores.
En la agenda del Presidente han figurado últimamente dos temas que nada tienen que ver con la actualidad y sí mucho con las neurosis presidenciales, y sobre todo con sus intenciones de extender una y otra vez cortinas de humo que opaquen la realidad del país.
- El primero, la influencia de los videojuegos en los jóvenes. Ningún descubrimiento.
- El segundo, el supuesto carácter conservador que censuró en la UNAM, nada menos que la principal universidad pública de México, y una de las mayores del mundo, que además es su propia alma mater.
Las reacciones a esta extemporánea intromisión en la libertad de cátedra no se han hecho esperar, y han resultado contrarias y unánimes en toda la comunidad académica, desde el propio Rector hasta los estudiantes.
Aparte de la realidad, para mí evidente, de que un presidente de la nación no debe tener entre sus ocupaciones dictar la línea ideológica de la docencia universitaria, me he preguntado qué razones tendrá don Andrés para sacar a relucir tal cuestión en una mañanera. Se han dicho en medios de todo tipo, pero para mí están claras. Lo que pide el líder no es imparcialidad, ni siquiera aquiescencia, es entrega y colaboración activas y sin ambages.
O estás conmigo, o estás contra mí.
Es una manifestación de algo muy extendido entre la nueva izquierda, como es el tildar de “fascista” a todo aquél que no comulgue con sus ruedas de molino ideológicas. Lo cual, amén de ser un disparate, ha terminado por diluir como una azucarillo la verdadera significación del término “fascista”.
Los datos de la medición de SABA Consultores del pasado día 26 nos pueden asomar a una respuesta que hace lógico (que no es lo mismo que oportuno ni adecuado) que AMLO arremeta contra el sector académico, como veremos después.
- En primer lugar hay que hacer notar que todos los signos que se observaban en el monitoreo anterior se mantienen sin cambios. Es decir, y fundamentalmente: un descenso de la identificación con Morena, que se puede cifrar en unos siete puntos en el último mes, mientras que los valores de aprobación al presidente se mantienen. Por lo tanto, se confirma que existe un proceso de divorcio entre los fieles a AMLO y su partido.
- Por otra parte, se mantienen los valores de advertencia negativa en el número de quienes desean que Andrés Manuel repita mandato, Dios no lo quisiera.
- Finalmente, en el rubro de mejores políticos, los valores del presidente siguen en horas bajas: más de nueve puntos por debajo de los que disfrutaba hace apenas mes y medio.
Esta es una de las ventajas de la metodología de SABA. No es una fotografía del momento, sino una película que muestra una evolución.
Un 24% en quienes piensan que AMLO es el mejor político puede ser, aisladamente, un buen dato. Pero puesto en relación con el 33 del 6 de septiembre, queda clara la tendencia a la baja, que además no es de hoy. Pero hay algo más. Resulta que, repetidamente, en los hipocentros de los avisos negativos están los licenciados y quienes tienen más años de estudios, al contrario que en los positivos, donde se encuentran los que menos formación poseen. Ahí está el punto, y como AMLO lo sabe, arremete contra el mundo académico porque, según su particular cosmovisión, quienes salen de ahí no lo hacen con los parámetros que a él le gustarían.
Dicho de otro modo: la educación debería enseñar a pensar, no a obedecer, pero don Andrés lo que quiere es que de las universidades salga una especie de producción en serie de “Bertranes du Guesclines”, que ni quiten ni pongan rey, pero ayuden a su señor. Aunque sea a cambio de un más o menos generoso pago, si puede ser menos, mejor.
Si las gentes no analizan demasiado, o no se les da capacidad para hacerlo, podrán seguir ufanándose de que AMLO ha sido declarado poco menos que subcampeón mundial de los presidentes, sin darse cuenta de que se trata de su simple visión distorsionada.
Porque, mientras tanto, en México sucede lo que salta a la vista en el “Top of mind” de acontecimientos, junto a la mención de esa “medalla de plata” de los gobernantes. Sin ánimo de ser exhaustivos, repasemos la lista de lo que los mexicanos afirman haber tenido presente: violencia, delincuencia, inseguridad, asesinatos, muertes, matanzas, asaltos, robos, secuestros, niñas que se venden. Parece que la política de abrazos solo demuestra que es imposible matar a un puerco a besos. Pero el presidente anda ocupado en intervenir ideológicamente en las universidades.