Opinión

Trump, el acuerdo de París y la diplomacia del "no me importa"

Emiliano Calvert DETONA: Si creías que lo más impredecible de 2025 iba a ser el regreso de los Backstreet Boys, estabas rotundamente equivocado.

Donald Trump ha decidido darle un portazo al Acuerdo de París (otra vez), asegurando que Estados Unidos no se preocupará por reducir sus emisiones ni financiar la lucha contra el cambio climático.

La noticia fue recibida con sorpresa… aunque no mucha.

Después de todo, en su primer mandato ya había hecho lo mismo. La diferencia es que ahora el impacto podría ser mayor.

¿Y qué significa esto?
1

Menos presión para reducir emisiones

Estados Unidos es el segundo mayor contaminante del mundo (solo después de China), y su retiro del acuerdo significa que otros países también podrían relajarse en sus compromisos climáticos.

Básicamente, es como si el maestro de la clase se fuera y todos empezaran a copiar en el examen.

2

Se acabó la coperacha para el clima

El Acuerdo de París no solo buscaba que los países redujeran emisiones, sino que los más ricos ayudaran a los más pobres a hacer la transición a energías limpias.

Pero con EE.UU. fuera, ese fondo de 300 mil millones de dólares para 2035 podría esfumarse más rápido que las ilusiones de un fanático de Cruz Azul en este torneo.

3

El clima como un partido de fútbol

Expertos dicen que la lucha contra el cambio climático ha demostrado ser resiliente.

Es decir, aunque Estados Unidos salga, otros países seguirán metiendo goles a favor del planeta.

Pero, si el equipo más rico decide jugar en contra, la remontada será mucho más difícil.

¿Y México qué?

Para México, esta jugada de Trump tiene efectos directos:

  • Competencia desleal: Si las empresas en EE.UU. no tienen que cumplir con reglas ambientales, podrán producir más barato. ¿Solución? O México baja sus estándares o pierde competitividad.
  • Dificultad para atraer inversión: Inversores podrían preferir empresas estadounidenses que gasten menos en regulaciones ambientales, dejando a las mexicanas con menos opciones de financiamiento.
  • Exportaciones en riesgo: Si EE.UU. relaja sus normas, algunos mercados podrían preferir sus productos más baratos, aunque menos sustentables.
  • Más desastres naturales: Entre huracanes, sequías y calor infernal, la falta de compromiso climático solo hará que los eventos extremos sean más frecuentes.
¿Y ahora qué?

Mientras Trump sigue con su America First, el resto del mundo tendrá que ponerse creativo para no perder la carrera contra el cambio climático.

México, en particular, tiene el reto de equilibrar competitividad con sostenibilidad.

¿La moraleja?

El cambio climático no va a esperar a que los líderes políticos se decidan.

Y mientras algunos cierran la puerta, otros tendrán que encontrar nuevas ventanas para seguir luchando por un planeta habitable.