Débiles
Gran alharaca ha causado el tema de los aranceles, que van y vienen conforme Trump y su gente cercana intentan convencer al resto del mundo de su genialidad.
Otros también lo intentan, imaginando “estrategias” y “planes” que no tienen asidero en la realidad.
En esta semana, la primera de marzo, Donald Trump ha logrado depreciar el dólar en un 3% frente a las monedas más importantes, ha tirado la bolsa de valores de su país en casi un 4% y ha logrado que caiga el precio internacional del crudo en una proporción similar.
Estos últimos movimientos son señales de recesión, que confirman las estimaciones instantáneas que hace la Reserva Federal de Atlanta.
Aunque el martes dijo el energúmeno que ha logrado maravillas, la realidad dice otra cosa.
Como ya sabe usted, eso no necesariamente afectará su popularidad; la inmensa mayoría de la población vive del cuento, allá y acá.
El desastre provocó que hayan dado marcha atrás, dicen que por tres semanas, pero ya veremos.
No influyó en ello ni la estrategia canadiense ni la nuestra, aunque seguramente los gobiernos de ambos países afirmarán lo contrario.
Trudeau fue a ver a Trump antes de su toma de posesión, buscó acuerdo, respondió agresivamente, y el resultado para él es el mismo que el obtenido por Sheinbaum mediante la ausencia disfrazada de paciencia.
La economía mexicana, antes de esta telenovela, ya estaba en condiciones muy débiles, como lo hemos comentado, y ahora lo confirman los datos del cierre de año.
El consumo en el último trimestre del año no creció nada, algo que no es frecuente (salvo en el confinamiento).
En 2023 y la primera mitad de 2024, el consumo crecía más de 4% anual, impulsado por la burbuja de ingresos que generó el gobierno mediante la presión a empresarios para incrementos salariales absurdos y las entregas crecientes de efectivo, financiadas con deuda.
Eso se acabó después de la elección, porque para eso era, y con ello se desplomó el consumo.
Los primeros tres meses del año pasado crecía casi 5%; ya no llegaba a cuatro en el segundo trimestre, para septiembre apenas estaba en 2.5% y cerró el año en ceros.
La inversión es un caso peor.
- En ella no podían provocar una burbuja, pero la inventaron, como lo hemos comentado muchas veces.
- Los datos ficticios del Tren Maya llevaron el índice de construcción a niveles extraordinarios, y con ello a la inversión.
- Pero era falso, y ahora es evidente, con el desplome de la construcción: el último trimestre del año tuvo una caída de 9% y la inversión en su conjunto, de 3%.
Pero esto ocurre sobre una base muy baja, porque la inversión en México empezó a caer con la cancelación de la construcción del aeropuerto.
De septiembre de 2018 a diciembre de 2024, la tasa de crecimiento promedio anual de la inversión fue de 1.2%, con todo y los datos ficticios mencionados.
En la construcción, la tasa fue de 0.6%.
Si comparamos con lo que ocurría antes de López, la inversión se ha reducido a la mitad.
Entre 1993 y 2018, contando crisis y recesiones, tanto la inversión total como la construcción crecían al doble.
Lo mismo pasaba con la inversión en maquinaria nacional, pero en el caso de maquinaria importada, la caída es del 90%.
En los 25 años previos a López, esta inversión crecía 7% anual.
En los últimos seis años, creció 0.8% cada año.
El derrumbe de la inversión implica que no se ha podido recuperar el acervo de capital que se tenía antes de la pandemia.
Sin eso, es imposible crecer.
Intentarlo implica presionar los precios.
Entonces, cuando escuche usted acerca de los peligros de los aranceles, no olvide que el daño principal a la economía no viene de ahí.