¿A dónde vamos a parar? Recuento electoral en Nuevo León
De hecho, así debió hacerse en 2006 cuando Felipe Calderón se impuso ante López Obrador con el 0.56% del total de votos emitidos. Eran otras épocas y otra legislación.
Ahora, los recuentos de votos son parte de los procedimientos contemplados por los órganos electorales.
Es obvio que el proceso electoral no terminó el 2 de junio pasado.
Claudia Sheinbaum aceptó con buen talante abrir los paquetes porque está segura del resultado que obtuvo.
Incluso si la tendencia se mantiene en esta revisión ulterior, se ampliará la distancia entre los votos obtenidos por ella frente a la candidata que quedó en segundo lugar: Xóchitl Gálvez.
El mismo planteamiento podemos extenderlo a nivel municipal.
Si se tienen que revisar los resultados electorales, adelante.
Los quejosos están en pleno derecho.
De nuevo:
El proceso electoral no terminó el pasado domingo. Los trámites continúan.
Por eso es irresponsable resucitar la amenaza del juicio político contra el gobernador cuando todavía están en proceso los cómputos distritales.
Guarden en el cajón esa tontería del juicio político que no conduce a nada.
Este tipo de supuestos canjes políticos poselectorales lo único que provocan es enrarecer el ambiente y generar desconfianza ciudadana.
Lo principal es tener claro que se cumplió la voluntad de los electores en Nuevo León y en México.
Ya después enfóquense en la próxima legislatura local a construir una agenda legislativa con altura de miras, porque hay entre los diputados locales entrantes una bola de ignorantes que nunca han abierto un libro.
Solo saben grillar y embriagarse.
Que los alcaldes o alcaldesas que finalmente salgan victoriosos se concentren en su gestión municipal.
No les queda otra que desempeñar un buen papel.
Las cámaras empresariales de Nuevo León o los empresarios a título personal podrán hacer todos los llamados al diálogo que gusten.
Y que rindan cuenta los traidores o quienes no hicieron una buena campaña electoral por más apellidos que porten y que arrastraron por el fango de la mediocridad.
No cabe duda de que pagaron justos (y justas) por pecadores.
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