Dos años: me habría ejecutado limpiamente
En una entrevista en torno del estreno de su película Bardo, González Iñárritu afirmó ese diciembre de 2022 que pedirle lógica a un sueño sería traicionarlo.
Si la frase va en un sentido correcto, ¿qué da entonces fidelidad a las pesadillas?
¿Lo relatado por El Bart eran invenciones, códigos de supervivencia, desequilibrio, exacerbación destapada por el alcohol y las metanfetaminas?
Seguí leyendo la historia ridícula de Luis Landero:
Un cuchillo llagando la carne, el brillo del acero, el trabajo sucio que alguien tiene que hacer.
¿Por estupidez o indolencia, El Davies, el motociclista que conducía esa noche, terminó salvándome la vida?
¿Por qué El Bart lo mató a cuchilladas si quien debía morir por haber fallado era él, El Bart, a quien le venían a la mente puras pinches loqueras?
La terapeuta del estrés postraumático me preguntó si lo despreciaba u odiaba
Por Dios, no. ¿Por qué?
Me habría ejecutado limpiamente, un profesional que me habría matado sin humillarme.
A tiros, no a puñaladas. Como sea, en el acto o en la vigilia, El Bart falló cuando era importante no hacerlo.