Educación y cultura

David Colmenares Páramo, Auditor Superior de la Federación, DETONA: La educación y el acceso a la cultura son derechos fundamentales de los ciudadanos.

Una y otra conforman la cosmovisión de una persona, la perspectiva que tiene de su lugar en el mundo, su responsabilidad social, y sus
horizontes de progreso y de vida.

Sin embargo, los rezagos estructurales a superar por las naciones para garantizar que la totalidad de las personas estén en posibilidad de contar con servicios educativos y acceso a la cultura son numerosas.

Ante esta condición, los gobiernos —por medio de políticas públicas y otras estrategias como las que derivan de la fiscalización
superior— han tenido que resolver y prever escenarios diversos, como el caso de la educación superior en el que se profundiza la cobertura, absorción y egreso escolar.

En regiones como América Latina, los indicadores de educación y acceso a la cultura están correlacionados con las proyecciones de desarrollo y el sostenimiento de temas sociales.

En el caso de la educación superior, pese a que entre 2015 y 2020 una cantidad aproximada de 17 millones de estudiantes se integraron a la educación superior, la expansión se presentó de forma desigual.

Por ejemplo, en el sector rural aumentó de manera marginal entre 2015 y 2020.

La relevancia de la educación y el acceso a la cultura, los gobiernos de América Latina han buscado de revertir la situación, apostando por mayor inversión en ambos rubros.

Los beneficios son variados, aunque los más importantes están vinculados con la formación propia de la persona.

Como lo escribió Juan José Arreola en su Confabulario (de quien, por cierto, se celebra hoy su natalicio), “la exposición a conocer que hay más cosas en el mundo, incluso más allá del propio contexto individual”.

Eso permite la educación y las políticas para garantizar el acceso a la cultura. Son una apuesta reivindicatoria del humanismo en favor de la construcción de la persona para resolver mejor los problemas colectivos a los que se enfrentan nuestras sociedades.

En este contexto, el 22 de septiembre se celebra un aniversario más de la inauguración de la Universidad Nacional de México (1910), y con ello el recordatorio de uno de los principales proyectos educativos y culturales de México.

La fecha es un buen aliciente para reflexionar acerca de cómo lograr que los espacios educativos y culturales estén al alcance de cada vez más personas.

El caso de la UNAM es especialmente interesante porque desde su modelo de Universidad Nacional a lo largo de su vida institucional se ha colocado como un motor de desarrollo, formadora de profesionales capaces e íntegros, seres humanos y ciudadanos comprometidos con su entorno, como pocas instituciones educativas del continente.

Ahora bien, las grandes metas a las que aportan las instituciones de educación superior, deben estar acompañadas por la participación de la sociedad y del resto de las instituciones del Estado.

Es decir, su objetivo requiere de la colaboración y participación de múltiples actores.

Justo ahí, destaca el rol de las organizaciones públicas dedicadas a los procesos de rendición de cuentas —como el caso de la Auditoría Superior de la Federación— que aportar con evidencia a través de sus resultados valor y beneficio a la mejora permanente de los procesos y servicios finales para una mejor educación y acceso a la cultura.

En ese sentido se desarrolló el pasado 10 de septiembre la capacitación de la ASF a funcionarios de la Asociación Mexicana de órganos de Control y Vigilancia en Instituciones de Educación Superior A.C., en la que se expuso el tema de “Fiscalización Superior a Instituciones de Educación Superior”.

Reiteradamente se destacó que la aportación de la educación superior requiere protegerse.

Y en ese marco, las actividades de fiscalización son fundamentales para lograr ese propósito.

Personal de la ASF realiza simulacro sobre contingencia sísmica 2024

A las 11AM de este jueves 19 de septiembre, el personal de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) llevó a cabo el ejercicio del Simulacro Nacional 2024.

En punto de las 11 de la mañana sonó la alerta sísmica en la sede de la ASF y dio inicio el simulacro.

Una vez que se activó la alerta sísmica, el personal puso en práctica las indicaciones recibidas previamente por la gente de seguridad: levantarse con mucha tranquilidad y colocar su silla debajo de su escritorio.

Replegarse en las zonas de menor riesgo del edificio; seguir las instrucciones de los brigadistas o de las voces de los altavoces; seguir la ruta de evacuación, hasta el punto de reunión y cumplidas esas especificaciones, los colaboradores de la ASF, a las 11:30 recibieron las instrucciones de los brigadistas para reintegrarse a su sitio de trabajo.

Las instrucciones seguidas por el personal de la ASF están plasmadas en el Programa Interno de Protección Civil (PIPC), que tiene como objetivo mitigar los riesgos y atender la eventualidad de alguna emergencia o desastre.

El instrumento contiene la identificación de riesgos y su evaluación, las acciones en caso de siniestros, emergencias o desastres.

  • Instalaciones de la ASF: Carretera Picacho Ajusco Núm. 167, Col. Ampliación Fuentes del Pedregal, C.P. 14110, Ciudad de México, e-mail: asf@asf.gob.mx
David Colmenares Páramo

El 15 de marzo de 2018, la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados eligió a David Rogelio Colmenares Páramo como Auditor Superior de la Federación, para el periodo 2018-2026.
Es egresado de la Facultad de Economía de la UNAM, de donde es profesor desde hace 30 años.