¡El agüjerito!
En este año se cumplen 20 años (2003) de la presentación mi libro Adiccionario Político, Ilustrado, que en su carátula dice: “Todo lo que usted quiso saber sobre política y los políticos y no se atrevía a preguntar por temor a contagiarse, hoy a su alcance sin riesgos ni remordimientos”.
En esta colaboración reproducimos una anécdota y 13 palabras del Adiccionario político.
La siguiente intervención se le atribuye al diputado Felícitos Destino Perdido y se encuentra en los anales del Congreso, esta intervención en la ya muy lejana época de inicios del siglo pasado, de la cual damos cuenta y razón y que debe servir de ejemplo a los diputados actuales.
Señores diputados, el Ejecutivo ya nos está resultando como el chamaco del cuento que les voy a referir.
Había una vez una señora que tenía un "escuincle” muy latoso y "pedinche". Un día, el mocoso se puso a chillar, encaprichado en que la mamá le diera un cuadrito con una estampa que colgaba de una de las paredes de su cuarto. ¡Consentidora, la mujer descolgó el cuadro y se lo dio al chamaquito... pero al rato, éste empezó a llorar de nuevo.
Y ora ¿por qué chillas?
Es que quiero el clavito que detenía el cuadrito.
La mamá sacó el clavo de su agujero y se la dio al niño, pero el "escuincle", que era fregón como él solo, soltó otra vez el llanto.
¡Otra vez chillando, válgame Dios! ¿Pos ora qué quieres, muchacho de porra? Exclamó.
¡Mamá, quiero el agüjerito donde estaba el clavito!.
Lo mismo está pasando con el Ejecutivo y a los diputados.
Nos pidió facultades extraordinarias y se las dimos. Quiso luego que las ampliáramos y volvimos a decir que sí. Y ahora quiere de plano que renunciemos a nuestros derechos legislativos en lo de los ferrocarrileros de Yucatán.
O séase, nos pidió el cuadrito y el clavito. Y ya que se los dimos, nos pide el agüjerito. Allá ustedes si también se lo dan. Yo prefiero votar en contra.
Esta anécdota debe de servir de ejemplo a los Congresos integrados por diputados consentidores y complacientes.
Y ahora trece palabras del Adiccionario:
Acacadémico. Llámese al aprendiz de político que estudió en el extranjero, cuyos conocimientos adquiridos en Yale o Harvard, Moscú o Pekín, al ponerlos en práctica tienen la particularidad de convertir todo en "EXCREMENTO".
Accidente. "...Una manifestación del destino que no conocíamos" según Napoleón Bonaparte. (2) Cuando elegimos atendiendo sólo a la mercadotecnia y no evaluamos al programa ni al hombre o mujer.
Aburrir. Los priistas se aburren a sí mismos; los panistas perredistas, petistas, del Verde y MC. a sí mismos y a otros cuantos; y los gobernícolas de hoy en cambio, sólo aburren a TODOS.
Acaramulado. Se dice del exceso de caramelo, azúcar y obstinación que padecen los boletineros de los departamentos de comunicación social, al defender las tarugadas cometidas por el gobierno, con la terquedad de un mulo o mula.
Acertijo. Especie de enigma si se resuelve o no, ensarta al sujeto interrogado. Un ejemplo es la preguntita de Hacienda: ¿Cuánto me vas a pagar este año de impuestos? ¿Le entiendes a la reforma fiscal? ¿Tienes dudas para pagar por internet o con la tarjeta electrónica?
Aclamamación. Se le llama a la propuesta mameluca que hace el líder de la bancada, cámara o del partido aprobado con: aplausos, "vivas", y matracas, eso sí, sin discusión y por unanimidad.
Actividad. Algo desconocido para la mayoría de los funcionarios públicos.
Adulación. Falsa moneda que empobrece al político que la recibe. (2) Último recurso de los tontos para conseguir un puesto público. (3) Es como una moneda falsa que se vuelve dinero corriente a causa de tu propia vanidad.
Adulterio. Es la acción de concertacesionar, violando los principios de la pareja. Es un estímulo para el panista y un
calmante para el priísta. Y un deseo insatisfecho para los morenos y morenas (2) "...Una aplicación de la democracia al amor…"W. I. Mencken
Adultero. Aquél que sale con la suya y la tuya.
Adversario. Cualquiera que no esté de acuerdo contigo.
Afasia política. Trastorno de la comunicación hablada, producida por una lesión cerebral que ocasiona una pérdida total o parcial de comprensión hacia la realidad política. (2) Enfermedad de moda en los integrantes de las administraciones públicas.
Aga-mamón. Nombre de un rey que ahora se le aplica a conspicuos políticos y líderes de la sociedad civil.