El Ranchero
A nivel de nuestras tierras norestenses, por el área de General Treviño, Agualeguas y Cerralvo, estaban sus raíces; tierras muy transitadas por aquellos migrantes españoles del siglo XVI, quienes después fueron catalogados inapropiadamente como "conquistadores".
¿Cómo "conquistadores"?
Sí venían huyendo por sus orientaciones religiosas y cívicas y todavía aquí llegaron a descabezar a algunos.
Luis Carvajal y de la Cueva, Diego de Montemayor, Alberto del Canto y 12 familias están entre los más sobresalientes, una disculpa, mi ideología y formación me hacen desviarme del tema principal qué es mi ranchero.
Describía su vida intrauterina por 7 meses, su nacimiento eutócico, sus primeros días en una cajita de cartón, eso sí con abundante leche materna, no se explica su excelente desarrollo físico y mental de otra forma, escolarmente siempre sobresalió, nunca dejó los primeros lugares, inclusive en la carrera de medicina llegó a tener premio Robbins.
Yo lo conocí en la Prepa # 1, estábamos en el grupo 5 de médicos y empezamos a socializar, él, mucho más que yo, él, poco visitaba el campo de educación física y en una ocasión qué lo visitó sufrió una revolcada al ser atropellado por otro compañero que participaba en una carrera de velocidad, y no lo volvimos a invitar a participar en cuestiones de deportes o actividades físicas porque alguna lesión pudiera ocurrir.
Su desarrollo académico, científico y magisterial es magistral, fuera de todo lo común y sobresaliente porque con él nos arrastra a todos y ahí vamos en filita, preparaba grupos en el pregrado, él era nuestro Maestro, destacó como nuevo valor de inmediato al recibir la licenciatura y aún más al obtener un postgrado en el politécnico nacional, destaca en puestos directivos, oponiéndose amigablemente al Dr. Alfredo Piñeyro López de tan grata memoria.
Forma parte del colegio de medicina nacional y no le han permitido qué deje las jefaturas de sus áreas de influencia obtenidas con tanta calidad en la docencia y en el trabajo científico.
Él es notablemente notable porque no se nota y desea el anonimato completo.
No deja de llamar la atención al respecto de sus actividades sabatinas orientadas a cuidar su rancho por el rumbo de Allende (lugar ficticio para protección de los inocentes), digamos que por Atongo de arriba, armado con un machete llega a su predio al cual se incorpora semanalmente sin falta desde hace más de 40 años, machetea aquí, machetea allá, arranca raíces o plantas nociva o alelopáticas.
Cura a sus chivas qué resultan granientas, recorre todo el rancho, paga a sus trabajadores eventuales y disfruta de la naturaleza, aves, víboras, viento, sol, sombras y fauna local, hasta los lagartijos: "Son vida saludable" sostiene vehementemente.
Regresando al caer la tarde disfruta de los atardeceres, las nubes rosadas por la puesta del sol de frente y la satisfacción del deber cumplido, habiendo confirmado, fortificado, renovado y consolidado vínculos familiares de origen con abuelos, padres y demás familia qué le dieron formación y protección rural, suburbana y urbana de muy alto nivel.