Emprendimiento social: más allá de las buenas intenciones
Cada vez más jóvenes sueñan iniciar proyectos que no solo generen ganancias, sino que también aporten al bienestar de la sociedad (Quien no quiere salvar a las vaquitas marinas, Eliminar el plástico del mundo o evitar que se derritan los polos).
Sin embargo, detrás de estas nobles intenciones, se esconden desafíos que no siempre son evidentes.
La pasión no paga las cuentas
Es fantástico tener una causa que te apasione, pero esa pasión no siempre se traduce en ingresos suficientes.
Muchos emprendedores sociales descubren que, aunque su trabajo es gratificante, también puede ser financieramente inestable.
Es importante reconocer que la pasión no siempre reside en tu trabajo; puedes encontrar tus pasiones en hobbies u otros pasatiempos (¡Si te gusta andar en patineta, fantástico Adelante! Pero no tienes que dedicarte a eso).
Trabajo y pasión son dos cosas distintas.
Además, des romanticemos el equilibrio y el balance.
No es tan natural ni fácil de conseguir como muchos jóvenes lo mencionan hoy en día.
Ese balance es un constante intento de quitarle tiempo a una cosa para dárselo a otra, todo el día y todos los días.
El síndrome del héroe solitario
Es muy común que , se idealiza al emprendedor como un héroe que puede hacerlo todo solo.
La realidad es que el éxito de un proyecto social depende de un equipo sólido.
No confundamos: el emprendedor no es un superhéroe, no tiene superpoderes; necesita de los demás para llegar más lejos.
No nos dejemos engañar por el ego.
A partir de los años 2000, se acabaron los tiempos de los grandes empresarios y empezaron los tiempos de los grandes equipos de trabajo.
Crecimiento vs. impacto real
Expandirse suena atractivo, pero crecer demasiado rápido puede desviar el foco del objetivo principal.
Ese efecto de inmediatez no aplica en el emprendimiento; la constancia y la paciencia deben existir.
Es crucial evaluar si el crecimiento está alineado con el impacto que se desea lograr y no perder de vista la misión original.
Obsesión por las métricas
Medir el impacto es importante, pero centrarse únicamente en números puede ser engañoso.
Nunca en mi vida he visto un proyecto fracasar en un Excel; hace falta ejecución y conocimiento del sector en el que se quiere emprender (En Excel no se ve cuando un trabajador ya no asiste a su trabajo, no encuentro el botón o formula de "Que hacer cuando un integrante del equipo se enferma o se desvela y no llega a la reunión importante").
Esto lleva experiencia y tiempo.
No todas las mejoras se reflejan en estadísticas.
A veces, las historias individuales, comportamientos humanos y los cambios cualitativos son igual de valiosos y merecen atención.
Conclusión
Emprender con un propósito social es una tarea loable, pero no está exenta de desafíos.
Reconocer y enfrentar estas realidades es fundamental para construir proyectos sostenibles que realmente marquen la diferencia.