Enseñando el cobre
25 DE MARZO DE 2022
EL SEXTANTE
Por Adolfo González
AMLO frenó su prolongado desgaste, según confirman los datos de SABA Consultores recogidos el pasado martes.
Revierte la tendencia negativa en aprobación y desaprobación, aunque solo para mantenerse en el nuevo promedio, inferior en 8 puntos, que debe a las seis semanas consecutivas de descenso.
No obstante, el síntoma es más evidente en las calificaciones, donde la recuperación es más briosa, en especial en las altas, es decir, entre sus seguidores.
Estos, junto con un repunte de su partido tanto en identificación como en intención de voto, son los movimientos más destacados que se dan en este monitoreo. Cabe quizá señalar también un importante aumento de las simpatías espontáneas hacia la posibilidad de que Marcelo Ebrard sea el ungido, el tocado por el dedo del líder para ser su sucesor.
Aunque esta leve pero sintomática reversión de la tendencia es un resultado más bien magro para el enorme esfuerzo propagandístico que la 4T está desplegando, parece claro que todo debilitamiento de AMLO siempre termina topando con un duro suelo: el del porcentaje que recibe apoyos, que prácticamente es idéntico al de quienes lo aprueban.
Al margen de ello, hay dos razones principales para este cambio de querencia:
- La primera, como nos confirma el “Top of mind”, es la desaparición de la casa del primogénito como asunto presente en el pensamiento ciudadano, hecho importante si tenemos en cuenta que fue claramente el detonante de la crisis de imagen del Presidente.
- A lo sucedido en Colima ya nos debemos estar acostumbrando, porque ni se menciona en dicho indicador. Es triste, pero al menos esta vez no se dejó marchar a los delincuentes. O cambió la política de abrazos o simplemente es que no eran sinaloenses.
Pero esta recuperación, o este freno al desgaste, según quiera mirarse, se basa sobre todo en dos nuevos señuelos. En primer término, como también nos canta el “Top of mind”, el aeropuerto: sin entrar a valorar ni lo bonito ni lo útil, ni los posibles problemas técnicos, ni siquiera los muy discutibles términos económicos de su ejecución, o de la cancelación del otro proyecto, su inauguración fue verdaderamente un ejercicio de la más zafia propaganda, en la que colaboró, como fiel vasallo, Alfredo del Mazo, que ostenta un apellido priísta de raigambre.
Una vez más, se comprueba que son los mismos perros con distintos collares.
Si no, repasen a los integrantes del recién creado grupo prorruso del Congreso, un ejercicio más de estupidez e irresponsabilidad política y una muestra de lo bienaventurado que es aquél que, si no tiene que intervenir en algo, sencillamente no lo hace.
Hay otra guerra, que es la del AMLO con el INE, que sigue su curso, en la que el todavía autónomo instituto electoral ya ha enviado al Presidente una andanada más por la faramalla del AIFA, que por ahora permitirá a todo mexicano que tenga ganas y humor para ello, hacer 45 kilómetros desde Ciudad de México para después ir a Venezuela. Enhorabuena.
El otro frente es el de la Revocación de Mandato, donde se revela que la maquinaria del apostolado y evangelización de la 4T está funcionando a todo gas, incluyendo la parafernalia habitual en redes, y la marcha pacífica (¿cómo iba a ser, si no?), del día 3, en respuesta inmediata a la planteada por el frente opositor.
Y digo yo varias cosas:
- La primera es que si en pocos días hay una consulta para expresar la opinión al respecto, ¿para qué una marcha?
- La segunda, que todo ese lenguaje conspiranoico sobre fuerzas oscuras coludidas para obtener la revocación, y la agitación de un largo etcétera de fantasmas, carece de sentido si consideramos que el que se empeñó en la consulta fue el propio AMLO.
¡Las fuerzas oscuras no la querían! ¿A qué viene hablar de un contubernio que pretende la revocación? Es un capítulo más de la gran novela de la polarización.
Queda así al descubierto que todo el asunto no es más que una vulgar maniobra de propaganda, un absurdo cuento atizado por unos y otros y con cargo, eso sí, al erario público. A la vista está el cobre, que groseramente enseñan sin rubor.
La guerra contra el INE tan sólo forma parte del objetivo general de eliminación de cuantos organismos autónomos y contrapesos sea posible con objeto de controlar todos los resortes del Estado.
No es una transformación, es una regresión a base de hipnosis a los tiempos más oscuros de la “dictadura perfecta” del PRI, como ya avisó hace un par de años el acuñador del término, Mario Vargas Llosa. Desde ese punto de vista, la mejor manera de no hacer el juego al montaje del día 10 es no participar en la consulta. Esto no evitará que se esgrima como propaganda, con mucho menos han construido mitos sin sonrojo alguno. Pero para eso tampoco hacen falta desfiguros que aticen el fuego del enfrentamiento. Ojalá y antes de que nos atropelle definitivamente el absurdo como modelo de Estado, intentemos una vuelta a la razón. Su sueño, como ya avisó Goya hace dos siglos, produce monstruos.