Opinión

Guerra de aranceles: falla de liderazgos

Rogelio Ríos Herrán DETONA: Llegó el día 4 de marzo de todos tan temido y, puntualmente, el presidente Donald Trump impuso el alza a los aranceles de hasta 25% a los productos canadienses y mexicanos, y 10 por ciento a los chinos exportados al mercado estadounidense.
Hasta aquí no hay sorpresas: Trump cumplió lo prometido. 

¿Por qué nos pusimos los mexicanos –y canadienses- en esta posición desventajosa y dañina a nuestras economías? 

Desde el punto de vista político, tengo algunas observaciones a botepronto:

  • La primera falla que percibo es la del equipo negociador mexicano enviado a Washington por la presidenta Claudia Sheinbaum. A pesar de que el equipo fue encabezado por dos de sus cartas fuertes, Marcelo Ebrard y Omar García, con varios días de anticipación a la fecha límite, las negociaciones fracasaron al no producir la nueva pausa necesaria para evitar un golpe comercial que, según analistas, puede costarle a México el 3% de su Producto Interno Bruto (PIB). 
  • Si en algo sirve de consuelo, tampoco los negociadores canadienses lograron presentar su caso de manera convincente ante Trump y su gabinete. No obstante el mayor poder de negociación comercial de Canadá comparado con el de México, el golpe para los canadienses será brutal: les puede costar hasta el 5% de su PIB.
  • Para el caso, se espera que próximamente anuncie Trump la imposición de tarifas a los países europeos, tanto a miembros como a no miembros de la Unión Europea. A pesar de su mayor poder colectivo de negociación comercial, ni la Unión Europea podrá detener a Trump.
  • ¿En dónde está la falla con relación al enfoque sobre Trump? Aventuro una hipótesis: es evidente, de ahora en adelante, que los supuestos y la estrategia de los negociadores de México, Canadá, China y la Unión Europea necesitan una revisión urgente. 
  • Tratar de negociar con Trump sobre el supuesto de que, en una mesa de negociación comercial, ambas partes comprenden y respetan las leyes de mercado y los acuerdos comerciales existentes sobre el libre comercio internacional y regional, es una equivocación. 
  • Pretender, por parte de los negociadores, que a Trump -como lo dictaría la racionalidad económica- le importa evitar el mayor daño posible a su propia economía, a las empresas y consumidores americanos, en el manejo de su guerra arancelaria, es otra equivocación.
  • Por tanto, cualquier estrategia de “apaciguamiento” que se intente presentar ante Trump para evitar sus acciones en contra del libre comercio es inútil: siempre querrá más y más y nunca estará satisfecho el inquilino de la Casa Blanca. 
  • En el caso de México quedó claramente visible la falla en la estrategia: durante un mes y hasta el 4 de febrero, el gobierno mexicano realizó acciones de combate al crimen organizado como no lo había hecho en seis años (los de López Obrador), hizo arrestos y decomisos grandes de fentanilo y entregó (apresurada y quizá ilegalmente en algunos casos) a 29 criminales a las autoridades estadounidenses a cambio de nada: no fue suficiente para Trump y, la verdad, nunca lo será. El esfuerzo se cumplió, pero el resultado positivo no llegó.
  • Para efectos prácticos, el TMEC entra en una pausa dramática al verse golpeado en su razón de ser: conseguir el comercio más libre posible entre los socios Estados Unidos, Canadá y México. En el horizonte, ya no se tratará de renegociar su continuidad, sino replantear su existencia.
  • ¿Qué hacer en México antes esta situación? No olvidemos que dentro de MORENA se vive, desde hace años, un conflicto interno entre quienes han denunciado el TMEC como un tratado dañino para México y quienes pugnan por su mantenimiento como instrumento benéfico para nuestro país. Claudia Sheinbaum se manifestó públicamente -desde hace décadas- en contra de la negociación del TLCAN y la integración económica con América del Norte, lo cual me hace dudar de cuál hoy su convicción personal ante el TMEC y el libre comercio: ¿buscará ella mantenerse en el TMEC o querrá acercarse al BRIC (Brasil, Rusia, India y China), como lo desean muchos morenistas? Es el momento de una definición clara y contundente de su parte. 
  • En lo personal, estoy en contra de la política comercial de Trump y su guerra de aranceles en contra de México y Canadá. Lo considero una acción de deslealtad ante sus socios comerciales y vecinos geográficos. Espero una respuesta firme, en los hechos, del gobierno de Claudia y apoyaré, en esta emergencia nacional, lo que ella haga en este sentido, sin dejar de ejercer la crítica en otros aspectos de su gobierno.