La carta de Mario Aburto
Cuando arrancaba el nuevo gobierno, el fiscal general Alejandro Gertz Manero, le presentó al presidente López Obrador varios casos que proponían reabrieran para ajustar cuentas con el viejo régimen, incluida una nueva investigación sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994 en Tijuana.
López Obrador lo ignoró hasta diciembre pasado, cuando le dio luz verde para proceder, apoyándose en la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de octubre de 2021, donde aseguró que el asesino confeso, Mario Aburto, fue torturado durante su detención y los años posteriores a su sentencia.
La CNDH publicó los resultados de su informe, elaborado a partir de una carta que le envió Aburto alrededor de 27 años después del asesinato.
La carta incorpora por primera vez los nombres del expresidente Carlos Salinas y del exgobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones, y modifica la primera declaración que hizo en Tijuana, que él sólo quería “herir al candidato” para llamar la atención de la prensa, exponer sus ideas pacifistas y aportar información sobre grupos armados.
No se declaró inocente, ni mencionó a Salinas o a Beltrones, y se refirió a los golpes que recibió cuando lo detuvieron, como “tortura”.
Gertz Manero reabrió el caso Colosio en julio del año pasado y comisionó a alrededor de 50 funcionarios y agentes ministeriales.
En febrero citó a declarar a sus primeros testigos, entre ellos los abogados de oficio de Aburto, Xavier Alfonso Carvajal Machado y Marco Antonio Macklis Mercado, quienes dijeron a la prensa que era extraño que se reabriera un caso que consideraban cerrado.
Macklis Mercado recordó que Aburto fue detenido en flagrancia y que las lesiones que presentaba esa noche no fueron causadas en los interrogatorios. “Ni se le presionó, ni se le gritó absolutamente nada”, añadió.
La CNDH señaló en su informe que Aburto dijo varias veces durante los primeros interrogatorios que no era responsable de los hechos, lo que contradice a su declaración primigenia, y que estaba siendo torturado y presionado para inculparse.
Aburto, que fue sentenciado a 45 años por homicidio calificado, agregó en su carta que recibió amenazas “si no se hacía pasar por el verdadero culpable”, y fue torturado “por agentes de la P.G.R. en las que participó el entonces gobernador de Sonora, Manlio Favio Beltrones por ordenes según él –supuestamente del Presidente Carlos Salinas de Gortari, según después lo confesaría dicho gobernador de Sonora a una Radio Difusora Mexicana del Programa del locutor y periodista (….) Martínez de los Monteros”.
Beltrones fue a Tijuana esa misma noche del asesinato por petición de Salinas, por la estrecha relación que tenía con Colosio, como declaró en la investigación del asesinato que realizaron cuatro fiscales, que tampoco encontraron sustento a la especie difundida por sus enemigos en el entorno del expresidente, que había llevado a Aburto a una casa para torturarlo.
Hasta donde se sabe, en el único momento en que vio a Aburto, autorizado por el entonces procurador general, Diego Valadés, le preguntó por qué lo había asesinado, y encontró como única respuesta que quería un abogado.
La reportera de Milenio Laura Sánchez Ley entrevistó a los testigos que declararon ante la Fiscalía General, que le comentaron que las preguntas que les formularon buscaban conocer a detalle la participación de Beltrones y su jefe de escoltas durante la presentación de Aburto en las oficinas de la PGR en Tijuana.
Macklis Mercado dijo que le preguntaron si los había visto, y les respondió que no; Carvajal Machado se quedó con la impresión de que el interrogatorio tenía “tintes políticos”.
Aburto confesó el crimen en sus primeras declaraciones, admitió haber disparado dos veces, negó que con ventaja, pero con alevosía y premeditación.
Aburto fue golpeado por la multitud tras dispararle a Colosio, y lo rescató la escolta del candidato.
Horas después, cuando su viuda Diana Laura Riojas, estaba por subirse al avión militar con el cuerpo del candidato para viajar a la Ciudad de México, le pidió a Beltrones que no dejara que mataran a Aburto.
Hoy, este caso, probablemente el más exhaustivamente investigado en la historia mexicana, fue reabierto para ajustar cuentas con el pasado, pero cuidando no revictimizar al hijo de Colosio, Luis Donaldo.
Esa fue la única instrucción de López Obrador a Gertz Manero, pero no por empatía con el alcalde de Monterrey, sino...