La cultura laboral que viene

De no ajustarse a los nuevos estilos laborales, este 2022 podría llevarse a cabo lo que en Estados Unidos ya se conoce como la Gran Renuncia.

El equilibrio entre la vida personal y el desarrollo profesional ha sido uno de los aspectos en donde mayor afectación se vivió, derivado de la contingencia sanitaria porCOVID 19.

LinkedIn, empresa digital enfocada en manejo y promoción de capital humano, entre otras cosas, publicó recientemente que en México, 6 de cada 10 trabajadores están dispuestos a renunciar a su trabajo si no se adoptan modelos flexibles, que combinen actividades presenciales y horarios de trabajo dinámicos.

Anterior a la pandemia, la movilidad y la circulación de personal era una tendencia que se presentaba entre los trabajadores jóvenes denominados millennials, quienes buscan desarrollo profesional sin estar atados a un proyecto empresarial, sino que sujetan sus ofertas laborales con base en sus expectativas personales y oportunidades de mercado.

Ello conlleva el retraso en la integración de un patrimonio y más el vivir el momento, mientras hasta los años 90, las generaciones en nuestro país, buscaron y privilegiaron la estabilidad laboral, mucho derivado de las crisis económicas y procesos inflacionarios, lo que permitió conformar un sistema pensionario medianamente sólido, el cual con las actuales tendencias se encuentra en riesgo y en franca quiebra financiera.

Sin embargo, y de acuerdo con cifras de desempleo y movilidad laboral, casi 4 de cada 10 empleados a nivel global se encuentran dispuestos a renunciar a sus empleos si se imponen los modelos organizacionales y horarios laborales anteriores a la pandemia.

El confinamiento permitió que las personas que padecían alguna enfermedad crónica, o bien, desempeñan actividades de cuidado, realizaran dichas tareas sin estrés y sobre todo, sin que eso supusiera la pérdida de jornadas laborales enteras, de hecho problemas de salud menores podrían distraer dos horas en promedio respecto del horario laboral frente a la pérdida total de la jornada laboral que ello supone asistir al médico y realizar los trámites de licencia médica temporal.

Del mismo modo, los nuevos modelos organizacionales identificaron que las personas tienen diversos picos de productividad y creatividad, muchos de ellos asociados a sus hábitos personales de dormir, ejercitarse o leer, ya que no todos son más productivos por la mañana, sino que muchos de ellos son productivos en horarios nocturnos e incluso por la madrugada.

En este sentido, muchas empresas han optado por modelos organizacionales donde favorecen modelos de asistencia remota e incluso promueven la mudanza de sus trabajadores a poblaciones lejanas a los grandes corporativos.

Ejemplo de lo anterior, lo realizó recientemente Finlandia, donde la jornada laboral se redujo a cuatro días, sin que ello suponga reducir salarios y remuneraciones.

De no ajustarse a los nuevos estilos laborales, este 2022 podría llevarse a cabo lo que en Estados Unidos ya se conoce como la Gran Renuncia, que es el abandono voluntario masivo de puestos laborales.

De acuerdo con Anthony Klotz, académico de la  Escuela de Negocios Mays de la Texas A&M University, quien acuñó el concepto Gran Renuncia, existen cuatro factores que han incentivado este fenómeno:

  1. Renuncias: Por desagrado de su empleo.
  2. El síndrome del burnout:  Muchos trabajadores quedaron exhaustos de las transformaciones abruptas y las condiciones laborales.
  3. Falta de estímulo: Por falta de un ascenso o la pérdida de equipos de trabajo.
  4. Despedirse del home office: Ya que muchas personas se han acoplado al modo híbrido.

La nueva cultura laboral indica que un buen trabajador no es aquel que despliega la mayor productividad en 40 horas semanales, sino aquel que logra solventar su agenda y responsabilidades en 30 o menos horas.

El futuro indica que los nuevos esquemas de organización laboral combinan modelos presenciales, a distancia y remotos, donde el talento busca las condiciones para su mejor aprovechamiento.
Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.