La política actual, la manipulación del pensamiento y el futuro
De hecho en la mayoría de los casos los líderes actuales pretenden, si no es que mantener el estado de la cosas, regresar a pasados que incluso ya fueron abandonados y son inviables en lo general como direccionamiento estratégico.
Solo a manera de ejemplo, las medidas que propone llevar a efecto el recién electo como Presidente de los EEUU, Donald Trump, es abandonar lo dictado por el Consenso de Washington, que fueron un conjunto de “recomendaciones” para evitar los ciclos de auge y crisis económicas que azotaron el siglo pasado.
Pues bien, esas recomendaciones de disciplina fiscal, macroeconómica, jurídica y de comercio internacional, al parecer nunca fueron adoptadas a cabalidad por el mismo país proponente, los EEUU, con todas las consecuencias en inflación y crisis financieras.
En materia de convivencia entre naciones, el mismo Trump recomienda el abandono de la diplomacia por la fuerza del “garrote imperial”, como vía para la solución de conflictos de todo tipo.
Así como Trump, la mayoría de los políticos relevantes apelan a la emotividad incluso primitiva para primero llamar la atención de su electorado, para luego construir narrativas de que a luz del miedo o del triunfalismo que emana de las mentiras y verdades a medias se convierten en manipulaciones del pensar colectivo.
Está claro que el empujón político del presente es hacia la permanencia de los bloques económicos construidos como resultado del fin de la guerra fría, aún y cuando el futuro estira hacia una civilización en términos de un solo superorganismo conectado permanentemente, no parece tener sentido sacrificar cualquier futuro posible mejorado en aras del cortoplacismo de uno o más países líderes que van poco a poco perdiendo sus atributos como propulsores del futuro profundo.
Reflexionemos por un momento, en que la nuestra, es la última generación de seres humanos que se formarán sin contacto con la red.
La humanidad se convertirá en un superorganismo, una sola entidad, en el que cada uno de nosotros no es más que un eslabón en la red neuronal de ese gran cerebro cibernético.
Los gobiernos están cada vez más alejados de los ciudadanos y de los problemas de sus comunidades, y el recurso fácil es la manipulación populista de la libertad de pensamiento y preferencias, trátese de izquierdas o derechas por igual, todo con el fin de ganar elecciones pero sin proyectos de futuros alternativos.
Al mismo tiempo existe un verdadero feudalismo cibernético que presta sus servicios al mejor postor para lograr cualquier tipo de manipulación de información para influir y crear verdades alternativas para un público que no tiene practica para la discriminación y discernimiento, pues operan bajo técnicas de pensamiento reactivo basadas en pautas y respuestas automáticas.
Bajo marcos legales atrasados, que asumen una población educada en el pensamiento crítico se dispersa una abrumadora corriente de información, desinformación y sub-información que supera nuestra capacidad y habilidades de análisis.
Sin percatarnos de ello nos vamos convirtiendo en el nuevo homo digitalis que sirve a las cúspides del nuevo dictatum.
¿El hombre ciberagente será mejor que el homo sapiens sapiens?
Tanto un liderazgo que privilegia el pensamiento reactivo basado en pautas del pasado, como el que obtiene sus logros a través de la manipulación del pensamiento de los demás, manipulación que ocurre a través de la superioridad tecnológica para modelar las sociedades red a su antojo, usando a la libertad como rehén, son los mayores riesgos de la humanidad viendo hacia el futuro profundo.
El único componente de la humanidad donde somos libres es en el pensamiento y la tentación de someter al superorganismo como vía para regresar al pasado es inadmisible ya que cualquier intención de nuevos futuros mejorados pasa entonces por lo que determinaran otros.
Quizás, debido a la suposición de que nuestros pensamientos internos están más allá del alcance efectivo de la intervención estatal, el derecho a la libertad de pensamiento ha recibido poca atención en los tribunales y escaso análisis académico en el derecho internacional al respecto de los derechos humanos.
Pero a medida que la tecnología y la ciencia desarrollan imágenes cada vez más claras de cómo funcionan nuestros procesos de pensamiento y cómo se pueden acceder, alterar y manipular, es hora de reflexionar sobre las necesidades prácticas de proteger la libertad de pensamiento en la realidad digital en rápida evolución del siglo XXI.
La naturaleza absoluta del derecho refleja su importancia fundamental, pero la falta de desarrollo legal significa que es difícil precisar su alcance exacto en un mundo en rápida evolución.
Existen algunos ejemplos de trabajo académico sobre el tema, tales como Crímenes contra las mentes: sobre manipulaciones mentales, daños y un derecho humano a la autodeterminación mental, de C. Bublitz y R. Merkel.
- Crim Law and Philos (2014) 8:51–77 DOI 10.1007/s11572-012-9172-y.
- https://www.researchgate.net/profile/Reinhard-Merkel-2/publication/259974877_On_Crimes_Against_Minds_On_Mental_Manipulations_Harms_and_a_Human_Right_to_Mental_Self-Determination/links/0c96052ecfa8540ad5000000/On-Crimes-Against-Minds-On-Mental-Manipulations-Harms-and-a-Human-Right-to-Mental-Self-Determination.pdf
Existe una necesidad urgente de que la ley se ponga al día con la realidad tecnológica y brinde orientación sobre la frontera entre la persuasión legítima y la interferencia ilegal con el derecho a la libertad de pensamiento.
Las consecuencias de permitir un desarrollo sin control en esta área serán profundas para nosotros como individuos y como sociedades democráticas.
Como sociedad y como individuos, estamos desarrollando una codependencia tóxica con internet.
Es como disfrutar de la comida rápida sin tener en cuenta la epidemia de obesidad o el impacto medioambiental que causa. Esto es especialmente peligroso porque internet no es un espacio independiente y benigno, sino que está en manos de individuos, corporaciones y estados.
Desde la perspectiva de la libertad de pensamiento y opinión, necesitamos tomar medidas para garantizar que los desarrollos tecnológicos se diseñen y operen para servir a la humanidad y no al revés.
Existe una necesidad urgente de que la ley se ponga al día con la realidad tecnológica y brinde orientación sobre la frontera entre la persuasión legítima y la interferencia ilegal con el derecho a la libertad de pensamiento.
Las consecuencias de permitir un desarrollo sin control en esta área serán profundas para nosotros como individuos y como sociedades democráticas.
Como sociedad y como individuos, estamos desarrollando una codependencia tóxica con internet.
Es como disfrutar de la comida rápida sin tener en cuenta la epidemia de obesidad o el impacto medioambiental que causa.
Esto es especialmente peligroso porque internet no es un espacio independiente y benigno, sino que está en manos de individuos, corporaciones y estados.
Desde la perspectiva de la libertad de pensamiento y opinión, necesitamos tomar medidas para garantizar que los desarrollos tecnológicos se diseñen y operen para servir a la humanidad y no al revés.