La salud Danesa Neoleonesa

Francisco Sepúlveda Cañamar DETONA: Acabo de tener una discusión con opositores, que, para variar, quieren hacerme un “jaque mate” con el “tenemos un mejor servicio médico que Dinamarca”. (sic)

Primero: el propio AMLO mencionó que dicha frase era “plan con maña”. Y, la “maña”, era hacer rabiar a la oposición. Y es fecha que lo sigue logrando.

Segundo: comparar el servicio médico institucional de Nuevo León, y esperar que sea ya de “primer mundo”, es como pensar que la inseguridad en el estado norteño es igual que en el resto del país.

Nada que ver.

Nuevo León dejó de “hacer la tarea” hace mucho, en muchos rubros.

Dos de ellos, la salud y la seguridad.

Y, como yo vi de primera mano lo que ocurrió con la seguridad social en el estado, lo voy a comentar poniéndole números, para hacerme entender.

En 1980, Nuevo León tenía 2,513,044 habitantes.

En ese momento, como ahora, la mayoría vivíamos en el área metropolitana de Monterrey, que abarcaba solo a los municipios de Monterrey, San Pedro, San Nicolás y nada más.

Santa Catarina y Guadalupe, aún eran “villas”, y los demás, como Cadereyta, Juárez, Apodaca, etcétera, eran áreas
“rurales”.

Pues bien, en ese entonces, podemos decir que, como ahora, el 80% de la población se atendía en el IMSS.

Pero teníamos varios hospitales generales de zona: el hospital #2, el #4, el número 6, el número 17, un hospital regional de zona, el #21, y un hospital regional de ginecología y obstétrica, el número 23. También, un regional de psiquiatría, el #22.

Todos, con una capacidad de atención para alrededor de 200 mil personas en promedio (obvio, no todas al mismo tiempo). Pero, si sumamos a los hospitales generales de zona, podemos comprobar que atendían a alrededor de 800 mil personas.

Un 33.8% de la población.

Ahora, si agregamos a los regionales de zona, con la misma capacidad de atención, serían 1,400,000 personas (no estoy tomando en cuenta al de psiquiatría.

Solo al hospital número 21, al número 23, y a al regional de zona número 25 que se abrió en 1980).

Eso es un 55.7% de la población total del estado en esa época.

Tal vez no era lo ideal, pero funcionaba.

Solo que hay un problema.

De 1980 a 2024, la población aumentó de 2,513,044 habitantes en Nuevo León, a 5,784,442 millones de personas.

Los habitantes trabajadores formales, con sus familias, totalizaron 4,681,465 personas con derecho a atención en el IMSS Nuevo León.

Esto es, el 80.9% de la población.

No muy diferente de lo que ha sido durante toda la historia de la institución en nuestro estado.

Pero, resulta que, mientras la población casi se triplicó, solo se construyeron 3 nuevos hospitales de 1980 a la fecha: el 34 de cardiología, el 33 general de zona, y el 67 “Bicentenario”, también, general de zona.

Nada más.

Así que vamos a agregar otras 600,000 mil personas (200 mil por cada unidad nueva), para totalizar 2 millones de personas de capacidad de atención por parte de la infraestructura del IMSS Nuevo León, y a tomar en cuenta a la población total del estado.

2 millones de personas es la capacidad aproximada de atención de los hospitales en el IMSS Nuevo León, para una población de 5,784,442 personas.

Eso quiere decir que se puede atender al 34.5% de la población total.

¿Sí ven el “truco”?

En 1980, el IMSS atendía al 80% de la población.

Pero su capacidad instalada permitía atender al 55.7% de la población del estado.

En 2024, el IMSS atiende al 80%, casi el 81% de la población.

Pero su capacidad instalada, solo permite atender al 34.5% de la población del estado.

¿Sí se comprende?

Ahora: ¿quiénes son los culpables de la situación actual?

Los gobiernos municipales y, sobre todo, los gobiernos estatales.

Si dichos gobiernos no solicitan mayor infraestructura, si no permiten que haya donaciones de terrenos para hacer los hospitales, si no presionan para el beneficio de la población, el servicio nunca va a mejorar.

Sí, los últimos gobiernos dejaron inconclusos 317 hospitales en todo el país.

Aquí en Nuevo León, hacen falta por lo menos, otros 5 hospitales generales de zona.

Pero, en una entidad donde se ha apostado por la privatización de la salud, nadie se ha preocupado por permitir la mejora de los servicios institucionales.

Servicios, que, ya echándole números, se confirma que hace rato están sobrepasados.

Y eso sin tomar en cuenta que el gobierno del estado no ha permitido la entrada del IMSS Bienestar.

El IMSS no puede actuar por cuenta propia.

  • Requiere permiso de los gobiernos estatales y municipales para construir unidades.
  • Requiere, que los empresarios les ayuden, con la donación de terrenos para dichas obras.
  • Requiere que los gobiernos lo soliciten ante la autoridad federal.

Pero, si no hay reclamos por parte del estado, para el IMSS eso solo indica que, supuestamente, se está cumpliendo con el servicio.

Mientras, los pacientes ven como la infraestructura se deteriora rápidamente por el sobre cupo que no estaba programado.

Solo resta, que llegue un gobierno al estado, que no piense en la salud como en una mercancía, sino como en un derecho humano.

Y que acepte, que la medicina ya no se va a privatizar en nuestro país, y se requieren más unidades de la salud pública.

Espero, eso no tarde en ocurrir.

Porque es interesante que, en una encuesta nacional, casi el 60% tiene una opinión positiva del IMSS Bienestar.

Una encuesta, que en Nuevo León no se pudo aplicar, por lo ya mencionado: el gobierno del estado no ha permitido que dicha institución, se establezca en nuestra entidad.

Solo resta la pregunta: ¿Por qué?
Francisco Jesús Sepúlveda Cañamar

Médico oftalmólogo. Nacido y criado en Monterrey, N.L (1967). Maestro en ciencias por la UJED. Premio a la productividad científica del IMSS en 2013. Miembro de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, y de la Real Sociedad de Medicina de Inglaterra. Miembro fundador de MORENA. Activista político y médico (Movimiento Médico 22 de junio).