Los votos no solo se cuentan: se leen
- Claudia Sheinbaum obtiene más votos que Andrés Manuel López Obrador y casi 20 millones más que Xóchitl Gálvez.
- Bajo las cifras, la autopsia.
Las oposiciones perdemos en todos los estratos socioeconómicos y en todos los segmentos de edad.
Perdemos entre lo que piensan que el principal problema es la inseguridad, la economía, la corrupción y la pobreza.
Entre quienes quieren un cambio, empatamos.
En el 1% más rico, Morena queda en segundo lugar, por abajo del PAN, pero encima del PRI y MC.
Morena gobierna a 92 millones de personas en 24 estados; domina ambas Cámaras y 27 congresos estatales; 15 capitales y 59 de las 100 ciudades más pobladas del país.
¿Qué pasó?
Este terremoto no lo explican los programas sociales, la compra de voto, la coacción o las mañaneras.
Simplemente, son muchos votos.
La cancha dispareja y el abuso es parte de la historia, pero no la historia completa.
Primero:
- Las oposiciones institucionales nunca intentaron reconstituirse y cambiar tras el desastre del 18.
- Convirtieron a los partidos en clubes, secuestrados por grupúsculos de poder que se ocuparon del negocio, de las plurinominales.
- El peso de sus negativos es brutal.
- El golpe de su caída, desolador.
- El PRD desaparecerá.
- El PAN disminuyó de 11 gubernaturas a 4.
- El PRI, de 12 a 2.
- Movimiento Ciudadano hoy gobierna más población en estados que la coalición.
Lo más novedoso que imaginaron fue unirse y el domingo ni unidos llegaron a su voto duro.
Segundo:
- Se dejó de trabajar en el despliegue territorial.
- Sin estructuras no hay voto.
- No hubo, además, un ecosistema electoral.
- La campaña no tuvo homologación local.
Tercero:
- No entusiasmamos.
- Votó el 61% de la lista: 2 puntos menos que el promedio histórico.
- La gente que no salió fue porque no tuvo incentivos, por temor, o porque está conforme.
Cuarto:
- No tuvimos oferta.
- Caíamos en la trampa de convertir la elección en un plebiscito sobre López Obrador.
- Nunca ofrecimos una imagen de un país diferente y mejor.
- Caímos en la competencia de billetazos, y perdimos.
- Aseguramos la presencia de programas sociales, pero habíamos votado en diputados en contra.
- La gente sabe. La gente recuerda.
Quinto:
- No supimos dar cauce institucional a los movimientos independientes.
- La Marea Rosa fue el fenómeno de la elección.
- Su fuerza fue evidente.
- Empujó la competencia en la Ciudad de México, pero no logró contagiar a más personas ni organizarse en células de voto.
Sexto:
- No tenemos conexiones emocionales con la gente.
- Hay un México al que no vemos o no comprendemos.
- Hay mucha necesidad. Precariedad. Carencia.
- Muchos repiten que los beneficiarios de programas sociales son unos zánganos.
- Que son insostenibles.
- Que el salario mínimo no debe crecer.
- Que el outsourcing para negarles derechos sociales a los trabajadores está bien.
El tema es más profundo.
Nunca le ofrecimos un camino de salida a esa gente de la pobreza y la injusticia.
Jamás levantamos para ellos la bandera de la esperanza.
A nuestra oferta le falta solidaridad, emoción social, empatía.
Nuestro diccionario no tiene palabras como respeto, igualdad, fraternidad.
No logramos ofrecer un elevador social: la escalera ya tiene dueño.
El País está partido y hay una mayoría que nos guarda resentimiento y temor.
Se niegan a volver a ser los perdedores repetidos de una historia sin final.
Recuerden: la gente que quiere cambio no ve en nosotros el cambio que anhelan.
Por eso, una reforma de la oposición es inviable. Urge una refundación.
- No será suficiente.
- Requerimos resetear nuestra mente y sensibilidad.
- Es eso, o acostumbrarnos a la derrota.