¿Me cae bien Trump?
Pero ¿me cae bien Donald Trump?
Es igual que lo que me sucede con Claudia Sheinbaum.
Ambos, como políticos, me caen muy bien.
Pero, en lo personal, no quisiera que ninguno de los dos fuera mi jefe.
Porque serían extremadamente demandantes y exigentes.
Y eso, está bien. Como dicen: “El problema no son ellos. El problema, soy yo”.
Ya en serio, acabó de terminar de leer el pequeño ensayo de 934 páginas efectivas (más como otras 200 páginas de “notas”) titulado “Los ángeles que llevamos dentro”, de Steven Pinker.
Y trata sobre la evolución de la violencia y la civilización.
Cuento corto (alerta de “spoiler”: si quieren leer el libro, vayan al siguiente párrafo), hay tres cuestiones que permiten disminuir la violencia a nivel mundial: la democracia, la educación (alfabetización), y el empoderamiento de las mujeres. Ahora, Pinker es toda una ficha.
Me explico: uno pensaría que el tipo es un judío homosexual de ultraizquierda al leerlo.
Y no: es ateo, lleva 3 matrimonios (con mujeres. En estos tiempos, hay que especificar); y, aunque parezca “conservador”, está catalogado como un académico liberal (en el sentido de centro izquierda).
Simplemente, odia las posturas extremistas (tanto de la derecha, como de la izquierda).
Ahora, gracias a ese libro, me enteré de cosas que desconocía.
Como los motivos por los cuales algunos se van a la guerra (preventiva, para obtener recursos necesarios, o solo para hallar la gloria).
Me enteré de las fases de la “paz Kantiana” (democracia, acuerdos internacionales para respetar la democracia y los DDHH, y tratados de libre comercio), me enteré de la “heurística de posibilidades” (mencionamos lo más común para nosotros, sin que necesariamente sea lo más en común en general), y terminé conociendo la trampa epistemológica del “pensamiento grupal”: te lleva a una “espiral de silencio”, para poder ser aceptado por los demás, lo cual termina, al no haber crítica y disidencia, con una “ignorancia plural”.
¡Ah! También aprendí sobre la definición y el inicio del uso de la palabra “genocidio”, y cuando fue instaurado como delito internacional.
Además, de que, en la Biblia, el asesinato es pecado. El genocidio, no.
Pero, lo más interesante fue conocer sobre los movimientos “contra Ilustración”.
Para hablar de esto, primero hay que hablar de la Ilustración: el movimiento que sacó a la religión como el centro de lo más importante para la humanidad, y puso a los humanos (el humanismo), como el fin primordial de todo lo que hacemos.
Por eso señaló movimientos “contra Ilustración”:
- El nacionalismo “romántico”: porque ponía a una nación “superior” a las demás naciones, y, por ende, a las demás personas.
- El militarismo “romántico”: porque ponía a la casta guerrera como “superior” a las demás personas.
- El comunismo: porque ponía a una clase social (el proletariado), como “superior” a las demás clases sociales.
- El nazismo: porque ponía a una “raza” (la raza blanca o aria), como “superior” a las demás “razas”.
Obvio, como buen escritor estadounidense, no tocó al liberalismo (y su descendencia, el neoliberalismo).
Pero yo lo agregaría a lo anterior, por lo siguiente:
- Liberalismo: porque pone a la “economía”, por encima de la humanidad, y no como una herramienta que ayude a la humanidad.
También habla de movimientos “descivilizadores”, y pone de forma emblemática al movimiento “hippie” de los 60, el cual solo permitió un brote de violencia en dicha década y los 70, la cual terminó al volver al sendero “civilizador” en los 80 y los 90.
Aclaro: el movimiento “hippie” también versaba sobre feminismo, pensamiento de ultraizquierda, y respeto a minorías raciales y sexuales.
¿Les suena conocido? Y no: Pinker no es “conservador”, en lo más mínimo.
Se podría definir como “social demócrata”.
Igual, para la ultraderecha los socialdemócratas son “comunistas”.
Y, para la ultraizquierda, los socialdemócratas son “fascistas”.
El punto es: actualmente, el movimiento “woke”, el cual es el digno heredero del movimiento “hippie”, también empezó siendo algo que nadie podía rechazar, por sus objetivos aparentemente humanistas.
Pero, al no permitir crítica, no tuvieron nada que envidiarles a movimientos totalitarios del pasado, como el comunismo y el nazismo.
Y, al poner a ciertas minorías por “encima” del resto de las personas, se convirtió también en un movimiento “descivilizador”, que propició el aumento de la violencia.
Y es que, cuando realmente olvidamos que todos somos iguales, y empezamos a reclamar a otras personas por hechos del pasado (presentismo histórico), no estamos respetando al otro.
Eso, es una incongruencia, sobre todo, cuando al mismo tiempo, los quejosos exigen se les respete.
Algo que a la población en general, así como sucedió con el movimiento “hippie” en su momento, ya le está hartando.
Por lo que, un candidato que vaya a quitarle “privilegios” a ciertos grupos, para poder hacer que realmente todos seamos IGUALES, en cuanto a DDHH, será apoyado por una gran cantidad de personas.
Lo otro: nadie puede votar por un régimen que empobrece a la mayoría.
Y, si tú lo haces porque te viste beneficiado, no tienes empatía.
Algo sucedió con Trump, que acaba de hacer lo que nunca pensé.
Declaró que “hicimos un MOVIMIENTO que incluye a todos, blancos, afroamericanos, hispanos, de todos los credos y posiciones sociales, para poder recuperar el país, y poder REGENERAR lo que el actual régimen permitió que se corrompiera” (sic).
¿Les suena conocido? Nadie me lo platicó. Lo vi ayer, en vivo y en directo, y me quedé boquiabierto.
Sí, Trump es un populista de derecha, pero, es un populista.
Y, si le preguntan a un comunista mexicano si Sheinbaum o AMLO son populistas de “izquierda”, los van a insultar peor que si fueran panistas.
Sobre todo, porque lo primero que hicieron ambos al llegar al poder, fue reunirse con los empresarios.
Ahora, volviendo con Trump, es un populista.
Por ende, va a ver por el pueblo. No por la oligarquía.
Y a nadie le conviene un EUA donde la pobreza sigua extendiéndose.
A nadie.
Por lo demás, Trump y Sheinbaum tienen prácticamente a los mismos enemigos: las oligarquías de sus respectivos países, que también tienen influencia del otro lado de las fronteras de cada país.
Así que dudo vaya a haber un enfrentamiento.
Va a haber un entendimiento entre ambos, si Trump llega al poder.
Y mucho antes de lo que se imaginan.
Porque si Harris “traicionó” a Biden ¿qué puede esperar Sheinbaum?
Así que sí: veo con simpatía a Trump, por POPULISTA.
Lo veo con simpatía, porque quiere regresar a un proceso “civilizador”, no seguir con tendencias “descivilizadoras”, que propician que un o unos grupos de personas se perciban “superiores” a las demás (por más oprimidas que estuviesen previamente).
Y va a evitar un conflicto mundial, en la medida de sus posibilidades, y si es que el actual régimen demócrata no lo obliga a una “fuga hacia adelante”, porque ya no hay forma de encontrar la paz.
Porque si alguien piensa que el aumento de la pobreza, de la inflación, de la migración ilegal, y el propiciar conflictos en Europa y Medio Oriente, y próximamente en el Lejano Oriente también, es un proceso “civilizador”; les sugiero leer el libro de Pinker, y que después opinen.
Claro, si tienen otra lectura que aplauda todo lo anterior, y lo “justifique”, también lo podemos comentar.
Pero tener “diálogos” del tipo de que “es un ladrón, misógino, racista, etcétera”, no es un diálogo.
Es solo ver como repiten propaganda.
Y estoy consciente de que, a muchos, les gustaría ver caer a los EUA, igual que al Imperio romano.
Pero, les recuerdo: los EUA nos arrastraría en su caída.