Mesianismos convenencieros
- Se han resaltado -yo mismo lo hice la semana pasada en este espacio- las súplicas que la Sra. Budde dirigó al neopresidente, para que fuera misericordioso con migrantes y minorías.
- También, y lo escribí en otro foro, sus llamados teológicos a la unidad, basándolos en el respeto a la dignidad humana, la honestidad y la humildad.
2.
No se han señalado suficientemente, me parece, las críticas de la obispa a la actitud mesiánica de Trump, manifiesta desde su campaña.
En repetidas ocasiones afirmó que Dios ha elegido al pueblo norteamericano para llevar su mensaje al resto del mundo, y le ha encargado a él ser su vicario en la tierra.
En su oración, la valiente dama lanzó un tremendo obús al belicoso mandatario:
3.
Sin embargo, esta postura no es nueva. Sobran casos en la historia de líderes que se sienten no sólo bordados a mano, sino enviados por la divinidad para cumplir sus designios en el mundo.
Entre nosotros, no lo podemos olvidar, Enrique Krauze publicó el texto El mesías tropical, en un ya lejano 2006.
En él narra lo que le dijo una señora, durante la gira de AMLO -buscaba la gubernatura de ese estado- por Tabasco: “Acá Andrés Manuel es como una creencia, nosotros pedimos en la Iglesia por él. México necesitaba un Mesías, y ya llegó López Obrador”.
4.
- Quien, desde el otro lado del Atlántico se sumó a las críticas de la jerarca norteamericana, fue el Cardenal Reinhard Marx, quien sirvió como presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea.
- El todavía Arzobispo de Münich acaba de advertir contra la instrumentalización de la fe, y alertó sobre los peligros que representan los políticos que se presentan como figuras mesiánicas, salvadoras del pueblo.
- Reprochó la creciente tendencia a utilizar, a manipular, a la religión con fines políticos.
5.
- Tal apropiación, el adjudicarse la misión divina para redimir al mundo tiene, como las monedas, dos caras.
- Una es la del supuesto Mesías, agrandado por sus triunfos electorales, y con un ego inmenso que le impide ver sus propios errores, y otra la de sus seguidores que -Marx, Karl, no el Cardenal, dixit- abrumados por tanto sufrimiento, se afianzan a lo que consideran una tabla de salvación ignorando, como en el caso de Trump, su perfil delincuencial y arrogante, que dista mucho de conformar la imagen de un verdadero mesías.
6.
- Estamos acostumbrados, entonces, a esta instrumentalización de la religión.
- Mientras el poderoso reciba felicitaciones y bendiciones de los clérigos, estos serán aplaudidos y hasta reconocidos.
- Pero si, como en el caso de la prelada episcopal, se lanzan críticas y llamadas de atención, por más que estas sean compartidas por millones de personas, serán desconocidos -la “supuesta” obispa- dijo de ella Trump, por más que tiene 13 años en el cargo y es doctora en teología- y calumniados.
- Ya basta de mesianismos convenencieros y manipuladores.
7. Cierre icónico.
Lo que no logró AMO en seis años, parece que lo está consiguiendo CSP en apenas cuatro meses de gestión:
Obtener un reconocimiento de la comentocracia adversa, ante el manejo de la crisis con los EUA, a raíz del advenimiento de Donal Trump a la presidencia de aquel país.
Aún los críticos más mordaces de la 4T, y sin dejar de cuestionar sus nexos con el mandatario anterior, admiten que la presidenta está enfrentando con inteligencia y firmeza los embates del belicoso mandatario gringo. Consideran que es la estrategia correcta.