México y Venezuela: Ética y principios
El próximo 10 de enero será un día fundamental para el futuro de América Latina y el Caribe.
La opción entre la farsa y la verdad; entre el dogmatismo ideológico y el respeto al derecho internacional y los principios de política exterior plasmados en nuestra maltrecha Constitución; entre la dictadura y la democracia.
La decisión de la presidenta Sheinbaum, hasta ahora, avala al farsante de Maduro y su régimen, violador de los derechos humanos de los venezolanos de manera masiva y flagrante y así impulsar a los regímenes autoritarios.
Lo correcto sería ausentarse de la farsa madurista y apoyar los resultados de la elección del 28 de julio pasado, que ganó abrumadoramente Edmundo González Urrutia, según se demostró con las actas de votación.
La presidenta Sheinbaum anunció que participará en la toma de posesión de Maduro el embajador de México en Venezuela, Leopoldo de Gyves, un militante de izquierda, de quien se duda si defiende los intereses de México o bien los del régimen de Maduro, por razones ideológicas.
Quizás con esa medida, Sheinbaum buscó “bajar” el nivel de representación ante el teatro y expresar un cierto malestar.
Mas el hecho de confirmar la presencia del embajador, representante de la Jefa del Estado mexicano, significa apoyar el fraude cometido por Maduro.
Conviene insistir que avalarlo, aunque sea mínimamente, sin razones válidas y con el ya gastado argumento de un papel de mediador hacia una transición, es un desatino.
Ni Lula ni Petro, con mayores intereses en Venezuela, lograron convencer a Maduro y los criminales que lo rodean, de aceptar una transición pacífica.
- Sus esfuerzos por una normalización de las relaciones fracasaron.
- Maduro violó los acuerdos de Barbados.
- Prohibió la participación de la líder opositora María Corina Machado en las elecciones.
- Tensó las relaciones con Guyana.
- Cometió fraude en las elecciones.
- Persiguió, encarceló y torturó a manifestantes en su contra.
- Asedió la embajada argentina en Caracas, donde se refugiaron opositores venezolanos.
- Todo ante el silencio de México. “El que calla, otorga”.
La presidenta Sheinbaum y su canciller Juan Ramón de la Fuente deberían adoptar una posición ética y acorde a los principios de política exterior de México, en especial el de la promoción y protección de los derechos humanos:
No enviar a nadie a la toma de posesión de Maduro.
- Llamar al embajador de Gyves a consultas a México y no regresarlo a Caracas hasta que se reconozcan los resultados del 28 de julio.
- Condenar las agresiones constantes del régimen venezolano a los asilados en la embajada argentina.
- Exigir la liberación de los presos políticos.
- Apoyar las negociaciones entre las fuerzas venezolanas para una transición política pacífica y ordenada en Venezuela.