NI UNA MÁS
En días pasados, asistí con un grupo de lindas amigas de Punto Central a la exposición de Miriam Medrez. Esta maravillosa y gran artista tanto de cerámica como de la creatividad, acaba de forrar una de las fuentes de la Macroplaza, cubriéndola con ríos de sangre sobre las muertas de Juárez y flores gigantescas.
Después, fue la exposición de camisas y blusas de mujeres muertas, rasgadas y manchadas de sangre con listones y corazones con el sonido del sístole y diástole que te recibía a la entrada del museo.
Es una protesta genial de esta maravillosa creadora.
Basada en ello, escribí un texto que se grabó. Fueron invitadas por la Universidad José Marti y el rector Javier Cuéllar.
Invité a un grupo de señoras como: Veva Cuervo, Balbina Sada, Sandra Santos y Tete Elizondo, dirigidas por Antonio Craviotto. Basándome en la mitología griega acerca de Medusa, lo llevamos a cabo.
Esperemos a que la universidad lo edite y nos avise cuándo saldrá a la luz.
Medusa
Su belleza cautivó la mirada del dios del mar Poseidón.
Gorgona bella cual pétalo de rosa cuando el sol amanece y el rocío cae.
De rostro alegre y bullicioso en otros tiempos en que competía con la estrella astral.
Gorgona, que de inteligencia y hermosura tenía el don de la verdad.
Su perfección sin porfía inquietaba al dios Poseidón, que la deseaba sin cesar.
El dios de las aguas azules que hace temblar al viento y rayos trae al mortal.
Viviendo entre las olas y astros luminosos que refleja la luna en el plácido mar.
Mujer de belleza, reposa su placidez en un risco de la antigua Grecia,
Donde mureen las olas entre peces, cándidos amigos de la eternidad,
Más el dios que toma lo que le antoja, como Dios lascivo e inmortal.
Quiere comer el fruto verde y sano de su virginidad.
La busca, la persigue, la acorrala en el templo de otra deidad, la temible Atenea.
Los pétalos de la virgen van cayendo uno a uno con fuerza brutal.
Bebió del agua limpia de la joven y sació su sed en tierra de consagrar.
El castigo para ella fue terrible, de la misma Atenea. El hombre, como siempre, salvó su dignidad.
Esteno y Euriale, sus hermanas, no movieron nada para calmar el enojo ni del templo hablar.
Envidiaban también a la Gorgona por su sensualidad: “Es culpa de ella“ decían la hermanas.
La violaron por acercarse casi sin ropa al mar. Tuvo la culpa por ser sensual, Venus también la castiga, pues su cabello es dorado como el sol, la castigan por ser bruja y convertir en roca, a quien a ella se acerque, en roca lo convertirá...