No tolero...
Ya no tolero algunas cosas en mi vida, no es porque sea soberbia, es por que llegué a un recodo en mi camino, en el que ya no quiero gastar mis días en lo que me incomoda o lastima, ni siquiera en mi familia cercana.
Ya no tengo tolerancia para la crítica o peticiones absurdas. Perdí el deseo de agradar a los que no me quieren, o aceptar a los que no agrado, ni sonreír a los que no me sonríen y nunca pasaré unas horas con aquellos que mienten o manipulan.
Decidí no convivir con la hipocresía y vana adulación de la clase que, no acepto a las personas que aburren con un solo tema ni a los arrogantes académicos. Yo no les regalo ni les tengo empatía a los chismosos, y no tolero a las personas conflictivas.
Vivimos en un mundo de ideas diferentes y tenemos que respetarnos, así que no tolero a los inflexibles. Un solo Dios, y muchas religiones de las que no entablo discusiones estériles.
De la amistad, detesto la falta de lealtad y la traición. Y no soporto a los que no te apoyan para conseguir tus sueños o sienten envidia de ellos y no te dan aliento para realizarlos. Tengo dificultad y falta de tolerancia para aquellos que no aman a los animales, y por encima de todo, no tolero a quienes no me toleran por como soy... diferente.
Más, ¿qué no somos diferentes y únicos? Repito, no tolero a quienes no me aceptan si soy una apasionada y cantante de jazz con temas, canciones de cuna, además, nuestro papel en la vida ya lo tenemos adjudicado y nadie más lo puede usar. No tolero a las que no les gustan las obras musicales, ni leer libros.
Voz de crooner que aprendí de niña para los que no comprenden que el croon es un arrullo que quieres regalar y existen quienes no aceptan el regalo, ¡lástima!, diría Rabindranath Tagore, no me gusta ser víctima y amo la vida.
No tolero a los que no me toleran y encuentran tantas faltas en mí, que no ven en ellos mismos.
No tolero a los que quieren que acepte mi edad y me vuelva invisible por tener 80 años.