Propuesta de AMLO en la ONU es ingenua y arrogante

Salvador Reding en DETONA.
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Salvador Reding es economista, tiene una gran capacidad de observación en el acontecer cotidiano y mente aguda para desmenuzar la política y a quienes hacen de ella su modus vivendi.

Decidí platicar con él para conocer su opinión acerca de la propuesta que AMLO hizo en el Consejo de Seguridad de la ONU, bajo el pomposo nombre de “Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar” que tiene como objetivo acabar con la pobreza en el mundo.

Comparto la interesante conversación:

RMO: Buen día Salvador, ¿cuál es tu percepción sobre la pobreza en el mundo y cómo acabar con ella?

SRA: Hace tiempo circulaba un mensajito que decía que con el 10% de lo que posee la iglesia católica, podría acabar con el hambre del mundo.

Dos tonterías en ello: primero, dicha iglesia no tiene, ni ha tenido tanto dinero; segundo, que todo el dinero disponible en el mundo, no alcanza para acabar con la pobreza y el hambre.

Hace poco, el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), David Beasley, preguntó a Elton Musk si donaba el 2% de su fortuna, podría acabar con el hambre, dijo que sí, nomás que le dijeran cómo, y allí quedó esta nueva tontería, pues se hablaba de acabar con el hambre, no sólo aliviarla por el momento.

Beasley dijo que los multimillonarios podrían donar "6,000 millones de dólares para ayudar a 42 millones de personas que, literalmente, van a morir si no llegamos a ellos". "No es complicado", dijo.

Pero sí, sí es muy complicado. El Dr. Eli David respondió que si en 2020 el Programa Mundial Alimentario reunió 8.4 mil millones de dólares, ¿cómo es que no pudo resolver el hambre mundial?

RMO: Entonces si el problema no es el dinero, ¿qué es?

SRA: El problema del hambre, para resolverlo, requiere hacerlo todos los días, en tanto los millones de personas que la padecen no tengan medios para producir y/o comprar comida.

El hambre no se puede resolver en una acción, la que sea, y que como digo, es de cada día. Regalar dinero, de quien sea, y como sea, no es una solución.

RMO: ¿Podrías ampliar tu argumento?

SRA: Aunque se supone que el mundo, la tierra y sus recursos naturales bien explotados, pueden alimentar a miles de millones de habitantes, estructuralmente no hay la organización, ni tecnología, ni medios productivos para hacerlo.

¿Hay que intentarlo? Sí, pero no se está haciendo.

RMO: Entonces el hambre no va sola, ¿que otro factor la acompaña?

SRA: Para comenzar, el hambre es producto directo de la pobreza, y mientras los millones de pobres no tengan manera de ganar dinero para comer, el problema no se resuelve.

Detrás, del hambre, está la pobreza, gran parte de la misma existe porque los pobres no tienen manera de producir y ganar para dejar de serlo, la pobreza no se acaba regalando sistemáticamente dinero o alimentos.

RMO: por lo tanto, hay que diseñar más opciones, no solo el dinero.

SRA: Con mucho dinero, se puede comprar comida para alimentar por el momento a millones de personas; pero el hambre tiene la mala costumbre de regresar cada día.

Para resolver el hambre mundial, es indispensable dar a los pobres medios propios de subsistencia, es decir, se trata de un asunto de estructura productiva, económica en amplio sentido.

En tanto, todas las ayudas en dinero son respuesta de alivio, no de solución.

Alimentar a miles o peor, millones de personas, implica enormes problemas de logística.

Millones de dólares en alimentos se pierden cada año, en intentos de llevar alimentos a pueblos hambrientos.

En especial de perecederos, a eso añade robos, abusos y corrupción, los grandes esfuerzos se debilitan.

Pero quizás más que todo, las fallas e incompetencias de acumulación, transporte, guarda y distribución dan al traste con buena parte de la ayuda alimentaria.

RMO: Entonces, ¿el dinero de los ricos no es la solución definitiva?

SRA: No, el problema del hambre es muy complicado no se puede resolver regalando dinero de los ricos para que “alguien”, digamos ONU, puede lograrlo.

Por ahora mueve miles de millones en ayuda alimentaria y apenas alivia parte menor del problema.

Mientras no se resuelva el problema de dar a los pobres medios de subsistencia, el hambre seguirá matando millones de personas al año; hay que agregar que, por la falta de medios de vida, al hambre se le suman millones de muertos por falta de atención médica, además, que muchos de los enfermos que mueren es porque no se pueden alimentar,

RMO: Otro factor es la ineficiencia de los gobiernos, ¿verdad?

SRA: Pensemos también en la criminal conducta de gobiernos dictatoriales, populistas que, en vez de buscar solución a la pobreza y hambre de sus pueblos, lo que hacen es mantener ese status quo para conservar el poder y enriquecerse.

Las guerras y terrorismo que mantienen a millones de personas sin poder acceder ni a ayudar o alimentar, menos a actividades productivas, impiden resolver su hambre cotidiana.

Por culpa de esas conductas de poderosos, la migración mundial, la que huye de sus poblaciones y medios que pudieran haber tenido de subsistencia, cae en problemas de hambre que quizás antes no tenía.

Ah, en tanto esos criminales con armas o poder destruyen a su gente, los poderosos del mundo “miran a otro lado”.

RMO: ¿Crees que la propuesta de AMLO es ingenua?

SRA: No debemos ser ingenuos y simplificar la solución de la pobreza y del hambre en el mundo.

Las propuestas simplistas son muy peligrosas, al menos porque pueden crear expectativas optimistas que no se pueden alcanzar.

Claro que dar alimentos y dinero para comprarlos y entregarlos a quienes pasan hambre ayuda, cierto, pero no es una solución, es un alivio parcial y temporal.

No las desestimemos, claro, pero no hagamos algo peor: sobreestimarlas ingenuamente.

Irá viniendo, iremos viendo si la propuesta de AMLO en la ONU avanza o se queda en el cajón de la ingenuidad.

Raúl Monter Ortega

Coordinador de Campañas Electorales a nivel Federal, Estatal y Municipal. Editorialista, observador y activista de la vida política nacional. Promotor de las libertades constitucionales de los mexicanos. Catedrático y vicerrector de la Escuela Superior de Procesos Electorales.

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