Recuerdos de Allende en México

Agustín Gutiérrez Canet DETONA: ​​​​​​​La visita de Estado a México del presidente de Chile, Salvador Allende, fue todo un acontecimiento político.
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Había llegado a nuestro país el primer dirigente socialista latinoamericano electo democráticamente, el protagonista de la llamada “vía chilena al socialismo”.

Fidel Castro había tomado el poder por las armas en contra de la dictadura de Fulgencio Batista, implantado el comunismo y colocado a su país en la órbita de Moscú, con logros en educación y salud pero carente de libertades.

En cambio, Salvador Allende instauraba de manera democrática y pacífica un modelo social demócrata propio a favor de los trabajadores, independiente de la URSS, respetuoso de las libertades.

La madurez de la mayoría del pueblo chileno había colocado a través de las urnas al fundador del Partido Socialista en el Palacio de la Moneda.

Tal hazaña democrática nos impulsó a un grupo de jóvenes simpatizantes a vitorear al presidente Allende en el Zócalo, mientras recibía las llaves de la Ciudad de México, el 1 de diciembre de 1972.

Al concluir la ceremonia, ya en pleno Zócalo, Allende rompió el protocolo y se nos acercó a saludar de mano cuando tuve la suerte de que el presidente chileno rubricara un libro que conservo con especial aprecio.

Se trata de la obra "Conversaciones con Allende", de Régis Debray, editado por siglo XXI en 1971, entrevista que el ideólogo marxista realizó al mandatario chileno tras su liberación de una cárcel de Bolivia, luego de la muerte del Che.

En la introducción, Debray advirtió sobre el ominoso destino del gobierno de Unidad Popular de Allende: si no aguanta contra viento y marea los ataques de la burguesía “se hundirá suavemente en las arenas movedizas del reformismo o desaparecerá por un golpe de fuerza”.

En efecto, desapareció el sueño de la “vía chilena al socialismo” al imponerse por la fuerza poderes institucionales y fácticos, llamados en lenguaje marxista: imperialismo, burguesía, ejército represor, medios reaccionarios, empresas explotadoras del proletariado… además de los errores propios del gobierno socialista.

Como dijo en la entrevista sobre el caso, entonces en Venezuela:

 

Tuvieron el gobierno pero no el poder, porque dejaron que persistiera el capital foráneo controlando sus riquezas esenciales. O sea, no buscaron la independencia económica del país.

Hace 50 años, el 11 de septiembre de 1973, en la sala de redacción de Excélsior observé -cuando este columnista era ayudante- al director general, Julio Scherer García, plantado frente al teletipo de las agencias noticiosas para leer en el instante las noticias que llegaban del golpe de Pinochet y la muerte de Allende, pues los militares habían cortado la comunicación con el exterior.

Sin embargo, el veterano reportero Manuel Mejido, enviado especial de Excélsior, logró transmitir sus  crónicas del golpe militar desde la frontera con Argentina con el apoyo de la agencia Télam, lo que ningún otro diario del mundo pudo hacer de inmediato.

“A Salvador Allende que por otros medios trata de obtener lo mismo. Afectuosamente, Che”.

Así dedicó el guerrillero argentino -recién triunfó la revolución- su ejemplar del libro "La guerra de guerrillas" al senador de Chile, futuro presidente socialista, según contó en la conversación con Debray.

La vía democrática al socialismo de Allende fracasó pero sigue siendo válido en América Latina mientras que el modelo socialista cubano está agotado.

DETONA aquí este artículo publicado en Milenio, con autorización de su autor.
Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).