¿Dónde está la nota?
Hace algunos días tuve un interesante debate con una persona muy querida y experta en comunicación a propósito del contenido noticioso de los medios tradicionales, particularmente de los noticieros, en comparación con lo que se publica en las redes digitales y cómo éstas replican una gran cantidad de mensajes de todo tipo.
Comentábamos sobre la diferencia entre lo que deberíamos entender como noticia, por su carácter informativo, contra lo que podemos clasificar como publicidad o difusión de imagen.
Y es que justo la semana pasada hubo algunos hechos que fueron incluidos en los espacios noticiosos locales y nacionales, generando cualquier cantidad de reacciones en las redes digitales, a favor o en contra, dependiendo de filias y fobias a propósito de los personajes en cuestión.
Ver una imagen del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, corriendo en un campo de beisbol, anotando carrera y visiblemente lesionado de una pierna, así como a la esposa del gobernador de Nuevo León, Mariana Rodríguez Cantú, entrando a la oficina de Samuel García Sepúlveda, vestida de Cenicienta, sin duda nos puso a reflexionar sobre el valor noticioso e informativo de ambos hechos, lo cual podría ser todo un tema para el análisis académico y de expertos en periodismo.
¿Dónde está la nota? ¿Quién decide los contenidos informativos de los periódicos y de los noticieros? ¿Qué es noticia? ¿Qué es publicidad? ¿Qué es gacetilla?
“Una cosa es que se difundan en las redes sociales y otra muy diferente que se incluyan en los noticieros o en los periódicos”, me señalaban con firmeza.
En este contexto yo cuestionaba el hecho de que desde hace un par de décadas los noticieros y los periódicos estén saturados de nota roja y de nota comunitaria que, si bien puede tener un carácter social importante ante ciertos públicos, en muchas ocasiones son temas solo de interés a los vecinos inmediatos de donde sucedieron los hechos.
Cuando la nota roja pasó a ser parte de los titulares principales y de las páginas nacionales o locales de los periódicos, más allá de las secciones policiacas donde hace muchos años se publicaban, las empresas de noticias quizás perdieron objetividad y consciencia social, en la dinámica de la lucha por los ratings y las ventas.
Recuerdo hace poco más de dos décadas cuando tuve la oportunidad de dirigir el área de noticias de una televisora regional de una cadena nacional, los estudios de opinión y de preferencia del público, en busca del rating, hicieron mover la pauta de los informativos, priorizando lo que los ciudadanos querían ver en los bloques principales: el clima, la vialidad, la nota roja y las notas del barrio.
Adicionalmente, el crecimiento de hechos violentos relacionados con la delincuencia organizada y la inseguridad en muchas ciudades del país ha propiciado que este género noticioso sea de los más difundidos en los medios.
Si a eso se añaden las gacetillas en la prensa y los publirreportajes en los noticieros, como resultado de los convenios oficiales en los diferentes niveles de gobierno, hoy por hoy lo que consumimos es una mezcla de muy diversos intereses.
¿Dónde está la nota?
Quizás sea momento de que, desde las escuelas de comunicación, la investigación social y los formadores de periodistas, volvamos a respondernos entre todos los conceptos básicos.