Fuera De La Caja

Dos temas

Macario Schettino DETONA: Por simple seguridad nacional, en términos de finanzas públicas, el gobierno de Claudia Sheinbaum debería regresar a la reforma energética de 2013 y cerrar varias refinerías.

En la segunda mitad del año pasado, después de las elecciones, en muchas conferencias preguntaban acerca de si Sheinbaum sería capaz de distanciarse de López Obrador.

En general, mi respuesta era que sería difícil, porque el poder político lo detentaba él, pero que veía dos ámbitos en los que la Presidenta sí estaba haciendo algo diferente: seguridad y energía.

En el primer tema, los nombramientos de Sheinbaum permitían tener expectativas positivas: tanto García Harfuch como el general Trevilla significaban algo distinto a los ‘abrazos, no balazos’ y a la feria de negocios de Cresencio.

Creo que, en los cuatro meses de la actual administración, se ha visto la diferencia, aunque han tenido que enfrentar una situación mucho más compleja debido tanto a la entrega del Mayo (en contra de su voluntad), como al deterioro institucional de los últimos meses de López Obrador.

Descontando seguridad, que es el tema más importante que enfrenta México, tanto por lo que opinan los ciudadanos como por la imagen internacional, energía es el sector más importante.

La estupidez de ‘rescatar Pemex’ nos costó dos billones de pesos durante el gobierno de López Obrador y el resultado es que producimos mucho menos petróleo.

Al inicio de esa administración, Pemex lograba extraer casi 1.7 millones de barriles diarios de crudo.

En el mes de diciembre de 2024, a duras penas superó 1.3 millones.

Pemex es, en este momento, la mayor amenaza para las finanzas públicas.

Si bien el deterioro de las mismas responde a la estrategia de comprar votos, si uno elimina los 400 mil millones de pesos que cada año nos está costando esa empresa, habría margen.

Como era claro desde antes, pero la ideología (el viejísimo nacionalismo revolucionario) no les permite ver, Pemex debería concentrarse en la extracción de crudo, de preferencia en asociación con privados, y dejar la refinación a otros.

No sólo no lo hicimos, sino que construyeron una refinería que costó casi el triple de lo presupuestado, se entregó en el doble de tiempo y al día de hoy prácticamente no opera.

Por simple seguridad nacional, en términos de finanzas públicas, deberíamos regresar a la reforma de 2013 y cerrar varias refinerías.

En electricidad, las cosas iban muy bien hasta que se decidió ‘fortalecer a la CFE’.

Desde entonces, perdimos casi una cuarta parte del valor agregado en el sector eléctrico, producto de la pésima administración de Bartlett, y hoy no hay abasto suficiente para permitir inversiones extranjeras.

Por lo mismo, atraer recursos al sector parecería muy simple.

Tienen demanda asegurada, hay muchas posibilidades de sol y viento en México, el tema nuclear no ha sido atendido y, para la producción más tradicional, tenemos gas barato de Texas.

En un arrebato de modernidad, hasta podríamos hacer fracking en Nuevo León y Tamaulipas, pero ya es mucho pedir.

También en este sector había expectativas, porque el nombramiento de Luz Elena González, mano derecha de Sheinbaum en temas financieros y administrativos en la Ciudad de México, era una buena señal.

Más aún cuando las direcciones de Pemex y CFE fueron reducidas en términos políticos.

Desafortunadamente, una de las tantas reformas del plan destructivo de López Obrador incluía el sector, y han retrocedido el reloj entre 30 y 40 años para petróleo y electricidad.

Según parece, en las leyes secundarias se hará lo que acostumbrábamos en el viejo México, darle la vuelta a la Constitución para evitar un colapso.

No es lo adecuado, pero parece que es lo posible.

Dos temas, los más importantes, en los que parece que la Presidenta tiene una mejor idea que su antecesor. Dos temas en los que, como en todo, tiene el terreno minado.

Dos temas que podrían apuntalar la sugerencia del lunes: el golpe de timón.

A lo mejor el almirante Morales tendría alguna sugerencia.
Macario Schettino

Profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey.