El mundo actual
El fin de semana pasado los chats de análisis político y de periodistas a los que pertenezco estuvieron muy activos y me llamó mucho la atención en un par de ellos una fotografía y una nota en la que informaban que el Papa Francisco se había echado una “cascarita” con algunos sacerdotes, lo que valió para que algunos de los miembros de estos grupos de conversación digital dijeran que estamos viviendo nuevos tiempos en los que vemos cosas inéditas en la actividad pública, que incluye a personalidades vestidos de Buzz Lightyear o Cenicientas.
Sin duda, este tipo de comentarios son los que de pronto abren el debate polarizado en estos chats grupales, que a mí me gusta observar y que siempre me hacen reflexionar en los procesos de comunicación y la evolución de los mismos.
Justo el sábado pasado en la clase de maestría que imparto, uno de los temas de la plática académica estaba relacionada con cómo el mundo actual influye en los procesos de comunicación y cuáles son las tendencias temáticas contemporáneas, por lo que estaba muy sensible a este asunto y, luego de leer el domingo cómo algunos miembros del grupo con su dispositivo móvil a la mano calificaban negativamente escenas de esta naturaleza, con los argumentos de que la forma es fondo y de que gobernar es cosa seria, finalmente me animé a escribir a propósito de lo que se comentaba.
Cito lo que escribí en un par de grupos:
“Mente abierta, estudiar los fenómenos de la comunicación de masas en la actualidad, las nuevas tecnologías, las redes sociales, los temas de influencia contemporánea y los receptores de los mensajes. Es un hecho que Francisco vino a revolucionar la iglesia católica y tiene a mi parecer una estrategia muy firme. Ayer en la clase que imparto en maestría comenté con los alumnos que a mi parecer la oficina de prensa de El Vaticano es la más efectiva y de mayor alcance del planeta. Hoy, las formas, esas que antes se cuidaban mucho y que hoy algunos no entienden la osadía de romperlas, viven un planeta donde en aquellos ayeres no se hablaba de sustentabilidad, en el que la comunidad LGBTTQ+ era cosa del demonio, la marihuana era satanizada, el aborto era un delito y un pecado capital, las mujeres (dicho con todo respeto sólo como relato de lo que pasaba) eran solamente acompañantes, los gobernantes todo poderosos, el poder en manos de grupos hegemónicos, la prensa comprada, sin redes sociales y otras agendas. En efecto han cambiado mucho los tiempos y hay que estudiar las nuevas formas de comunicar”.
También he leído que se siguen comparando los medios masivos tradicionales con las redes sociales, cuestionando la confiabilidad de unos y otras, así como sus respectivos alcances, lo que me puede parecer ocioso toda vez que deberíamos considerarlos complementarios en una sociedad que, además de ser la “aldea global” que Marshall McLuhan anticipó, vivimos la velocidad y vertiginosidad del manejo en la información, por lo que ambas formas de comunicarse son igual de importantes y poderosas.
Además hay que ver a quiénes les están hablando los actores públicos.
Hace algunas semanas en este mismo espacio comentamos que, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador le habla a su base social y hacia ella está dirigida su estrategia de comunicación que él mismo diseña y que pasa por el contenido del mensaje, la selección de los medios que lo multiplicarán y, la forma de presentarlo.
Así que ahora hay que preguntarse a quiénes les están hablando el gobernador de Nuevo León, Samuel García y su esposa, Mariana Rodríguez y por supuesto separar sus exposiciones públicas en redes sociales, de su actividad de gobierno.
A percepción simple es palpable que quienes no están aprobando algunas de las formas de la comunicación pública de la pareja gubernamental en Nuevo León son los de las generaciones de 50 y más que posiblemente no han podido entender o hacer empatía con estas fórmulas, porque se quedaron con los mensajes de los viejos veteranos de la política.
Y si lo que el gobernador ofreció como candidato en su campaña fue un nuevo Nuevo León, evidentemente ello incluye en el paquete la fórmula de comunicarse con sus principales públicos meta, en los que seguramente están midiendo cómo se está recibiendo el mensaje y la aprobación del mandatario estatal que aún no llega a los dos meses de gestión como para poder evaluar sus logros o resultados.
Lo que es un hecho es que García Sepúlveda se está comunicando a diario, a través de los medios tradicionales y de las redes digitales, construyendo la imagen pública que seguramente atiende a su estrategia para legitimar su forma de ser gobierno.
“Comunicar (bien) para gobernar”, fue un artículo que en este espacio publicamos hace poco y creemos que es lo que hoy está haciendo el gobernador nuevo leonés, poniendo énfasis en los ejes de trabajo que habrán de regir su plan estatal de desarrollo que deberá presentar antes de sus primeros 100 días.
Los resultados de su trabajo vendrán después y entonces estaremos en posibilidades de hacer balances sobre su gobierno y su imagen pública, ya que hasta ahora no ha vivido alguna crisis pública que también será interesante observar para ver cómo se hacen los controles de daños cuando lleguen.
Por lo pronto, en su forma de usar las redes sociales está innovando y aunque a algunos puede o no gustarles, me parece qué hay que darle el beneficio de la duda y esperar los resultados de su administración para poder hacer una evaluación de él como servidor público.
Hoy, cuando temas como el consumo de cannabis es parte de la agenda cotidiana en México y muchos de los temas sociales contemporáneos hace años eran tabú, debemos reconocer que el mundo ya cambió y debemos detenernos a analizar con objetividad sus nuevas formas en todos los ámbitos, antes de apresurarnos y dividir al planeta entre los viejos que no entienden a los jóvenes y los jóvenes que ven a los viejos muy anticuados.