Sin Ataduras

El poder militar del Ogro Filantrópico (I)

Agustín Gutiérrez Canet DETONA: Antes de surgir la inusitada crítica de Carlos Slim al presidente López Obrador por la militarización de México a través de obras públicas, señalamos hace más de un año lo siguiente...
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“Para la frágil democracia mexicana, la incursión de militares en los negocios del sector privado significa un retroceso ominoso e ilegal: acostumbrados a la impunidad, alejados del escrutinio público, apartados de la debida transparencia, ajenos a la rendición de cuentas, entrometiéndose en funciones civiles, y peor aún, inspirados en el modelo socialista cubano”.

https://www.milenio.com/opinion/agustin-gutierrez-canet/sin-ataduras/no-al-ogro-militar-empresarial

Ahora, Ibero, la revista de la Universidad Iberoamericana, dedicó el más reciente número (febrero-marzo 2024) a analizar el riesgo a los derechos humanos por la militarización de México:

https://revistas.ibero.mx/ibero/

En seguimiento del tema, me permito compartir fragmentos de mi colaboración intitulada “El poder militar del Ogro Filantrópico” en el órgano de la universidad jesuita, mi alma mater:

Prolongación transexenal y obsesión por el poder

La militarización de México debe analizarse en el contexto de la estrategia de Andrés Manuel López Obrador de prolongar de manera transexenal la continuidad de su movimiento político.

López Obrador es un hombre obsesionado por el poder, convencido de que es necesario ejercerlo para proporcionar loables programas sociales, pero usados para obtener votos.

Se trata de una especie de gobernante autoritario bonachón; una nueva versión del ogro filantrópico, término acuñado en su ensayo por Octavio Paz, que castiga a la élite conservadora y premia a la mayoritaria clase indigente, fórmula imbatible para ganar votos.

Solo el gobierno de López Obrador ejerce el monopolio de la ayuda a los damnificados por desastres naturales, nadie más debe figurar para beneficiarse del voto con politiquería, medrar con la miseria, diría el autoritario bonachón.

En este contexto, el máximo dirigente busca neutralizar a los grupos de poder que pudieran entorpecer o frenar su legado, a través de fondos públicos.

En mis especulaciones, el ogro filantrópico podría definir así sus puntos estratégicos:

Uno
  • Si las fuerzas armadas son capaces de levantarse, les damos negocios para apaciguarlas con el pretexto de asegurar sus pensiones y el funcionamiento de obras de trenes y aeropuertos, aunque no sean viables económicamente.
Dos
  • Si el gran capital está tentado a financiar las campañas de la oposición conservadora, les otorgamos millonarios contratos sin licitación de megaproyectos de infraestructura para tenerlos de nuestro lado.
Tres
  • Si los medios se portan bien como La Jornada les damos publicidad y se la quitamos si se portan mal como Proceso.
  • Como diría López Portillo, no pago para que me peguen.
Cuatro
  • Estados Unidos es el poder más difícil de controlar.
  • Nos doblegó Trump con la amenaza de los aranceles, pero ahora domamos a Biden con el poder de la llave migratoria.
  • Si la abrimos gana mi amigo Trump y Biden se va a su casa”. 

(Continuará).

POSDATA: La SRE abrió una investigación sobre el irregular manejo de datos de las matrículas consulares, un día después de publicarse mi columna del pasado jueves, “La SRE transfirió datos ilegalmente”. Esperemos los resultados para opinar.

Detona este artículo publicado por Milenio, con autorización de su autor.
Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).