Mis experiencias en el psiquiátrico, no como paciente, sino como médico, conste

El Dr. Morales DETONA un nuevo episodio de sus andanzas en el INSS -perdón- en el IMSS.

Trabajé en prácticamente todas la unidades del IMSS, en el 90-95% o un poquito menos, como en el 100% (jejeje, remember Peña Nieto).

Me faltarían las foráneas. Inclusive en el 89-90 coincidí en una conferencia realizada en el teatro Nova con mi compañera de generación Rosalinda Sepúlveda García.

Ella era en ese momento directora de la unidad # 22 del IMSS ubicada en el antiguo sitio de descanso, retiro y verano de la familia Camelo,  ícono y precursor de los cuidados en la salud mental en el noreste del país.

Existen múltiples anécdotas al respecto, chuscas algunas, trágicas y catastróficas otras

Teníamos muchos años de no vernos y saludarnos.

Quedamos de ver la posibilidad de que me fuera a trabajar al psiquiátrico como internista, ya que los pacientes de esos lugares también eran portadores de enfermedades orgánicas de tipo crónico degenerativas en las cuales los psiquiatras no estaban entrenados, ni preparados, menos capacitados para diagnosticarlas, tratarlas y/o lidiar con el entorno familiar y sucedáneos.

Recuerdo que me anduvo pastoreando y siguiendo la huella hasta que un día me comunicó que ya había obtenido la autorización, el permiso y la delegación firmada del jefe de servicios médicos para que mi plaza como médico no familiar fuera trasladada de el servicio de Admisión Continua del Hospital #25 a la unidad de cuidados psiquiátricos y salud mental del Hospital # 22.

El cual contaba también con la denominación de unidad de tercer nivel de atención en nuestros tiempos, UMAE's en los tiempos actuales.

El jefe de los servicios médicos en ese tiempo era un cirujano muy estimado por nosotros y que por azares del destino yo había participado con él en el cuidado de pacientes en diferentes épocas desde que éramos estudiantes entre los 67-73 hasta ya entrados los 80's.

Afortunadamente a los pacientes les había ido bien, casos quirúrgicos que requerían de cuidados médicos, no hubo objeción para que yo me encargara de revisar, diagnosticar y tratar pacientes psiquiátricos que a veces mostraban problemas médicos mayores dependientes del abuso de sustancias como tabaco, alcohol, medicamentos autorecetados, enfermedades pulmonares, hepáticas, cardiovasculares, neurológicas, metabólicas, como diabetes, obesidad e hiperlipidemias.

Así fue como también estuve viendo pacientes psiquiátricos en el IMSS desde 1990 a 1994.

Algunos de mis detractores, que por múltiples motivos, principalmente envidia, abundan, catalogaban mi actitud como de aparente difusión de identidad profesional.

Anyway, durante esos cuatros años, aprendí, ayudé, apoyé y me gané las simpatías de los compañeros de trabajo que empezaron a invitarme a sus actividades académicas, sociales, escolares y hasta políticas.

Decían que yo era el más psiquiatra de los internistas.

Al cabo de 4 años, recibí la comunicación de las autoridades médicas de la clínica # 6 de que me querían de jefe de urgencias de dicha unidad, porque ya no hallaban qué hacer.

La invitación me llegó por los doctores Jorge Arévalo Gardoqui y Manuel de la Chica Meré, maestros también durante la residencia y los primeros años del ejercicio formal de la especialidad.

Ahí atendí a pacientes quirúrgicos con -digamos- relativamente buenos resultados.

El Dr. Arévalo Gardoqui era cirujano vascular entrenado en trasplantes y el Dr. De la Chica, cirujano pediatra, muy hábiles y preparados ambos.

Después de trámites burocráticos accidentados se autorizó el traslado de mi base plaza a un nivel de confianza 51 ó 53 a urgencias de la Cl. # 6.

Cuando estuve en el psiquiátrico se solicitó una supervision central para aumentar el nivel y los requerimientos de la unidad lo cual se logró exitosamente.

Cuando llegué a Urgencias de la 6 se inició lo mismo y posteriormente se construyó la unidad de urgencias, creo que a un costo de $90 millones.

La inauguró el Lic. Genaro Borrego Estrada, quien luego decayó políticamente.

Espero no me haya traicionado la memoria, me disculpo por si tuve alguna falla; de momento aquí les dejo. Feliz día.

Dr. Morales

Médico Internista desde 1979 hasta la actualidad, jubilado, dedicado a la investigación clínica, aficionado pasionalmente a la Salud y sucedáneos, el Rock and roll y el Foot Ball americano.