Emilia Pérez (Emilia Pérez/ Francia, México y Bélgica/ 2024)
La multi comentada y criticada Emilia Pérez es una historia de narcos y deseos sin cumplir, sobre sueños y frustraciones en medio de un mundo violento.
Obvio se supone que estamos en México (en realidad se filmó en París) y la influencia del narcotráfico ha trascendido fronteras al grado que los cineastas incluyen sus temas en sus filmes.
Toca turno al director francés Jacques Audiard y su visión de una historia trágica de narcos y pasiones.
Es sobre Rita (Zoe Saldaña), la abogada que no puede sobresalir en su profesión porque no está conectada como debe ser con los de arriba, no tiene palancas o simplemente no está cortada para la profesión.
Hasta que conoce de forma forzada al peligrosísimo narco Juan “Manitas” del Monte (Karla Sofía Gascón) que, por el estilo de la abogada, tiene un sueño frustrado y que no se consuma, el sueño de ser mujer y resulta que juntos ambos, ven la posibilidad de lograr y realizar todo lo que veían inalcanzable.
Sucede el cambio y sucede la transformación de ambas personas, pero a la larga se tiende a regresar al origen y por mas pose que desee uno tomar para engañar a su propia naturaleza, llega un momento donde se debe responder a todo lo hecho y deshecho.
Los clásicos Hermanos Almada hubieran estado orgullosos de Emilia Pérez.
Si se hubiera actualizado Pistoleros Famosos (1981) o algún otro de sus Cabrito Westerns (a como etiquetó este género mi mentor Andrés Garza García allá por la década de los 80 del siglo pasado) mezclando elementos de Lola la Trailera (1983) hubiera terminado en el producto que conocemos ahora como Emilia Pérez.
Pero Emilia Pérez no es un taco western, es una película narco-croissant ideada y montada por el director Audiard como una visión bizarra de México.
Tan bizarra que para acentuarlo lo hizo musical.
Es la persona que desesperadamente quiere ser alguien mas, pero su naturaleza no puede cambiar aunque se convierta en mujer, aunque desesperadamente busque la expiación por todos los caminos equivocados siempre habrá un cabo suelto (todo un cliché) que tumbe todo.
El problema es que el paquete completo de Emilia Pérez falla a dar en el blanco al barajear demasiadas ideas, partiendo que el mismo realizador Audiard afirmó que no hizo bien su tarea al investigar para montar su película.
La visión bizarra de México se queda corta y limitada al limitarse a barriadas y puestos de tacos callejeros con números musicales, no bizarros sino espantosos.
Hay señalamientos de corrupción, inacción del gobierno, intereses ajenos metidos en todo, pero hay que regresar al personaje de Emilia, que por igual Audiard quiere decirnos que al convertirse en una mujer, las atrocidades del Manitas quedaron en “borrón y cuenta nueva” y su expiación es convertirse en apoyo de Madres Buscadoras, momento aderezado con otra espantosa canción.
Y nadie, absolutamente nadie en México (a como somos nosotros) cuestiona quién es Emilia Pérez, de donde viene y de donde sale todo su dinero para meterse en terrenos tan delicados y controversiales a como es el tema de los desaparecidos en México.
Aquí voy a repetir lo que muchos han dicho y agrego que yo corrí la bizarra suerte de poder ver la película sin subtítulos… escuchando un “español” ininteligible, con una Selena Gomez hablando “spanglish” (hasta ella se disculpó por lo mismo) y mi misma queja de muchos…
¿Usaron Google Translate para traducir el guión de francés a español?
Y hacia lo que se puede señalar como “la vertiginosa espiral hacia la confrontación final” incluye personajes metidos con calzador como Epifanía (Adriana Paz) para mostrarnos que Manitas se convirtió en mujer, para que Emilia se convirtiera en lesbiana… léase pura agenda woke.
De hecho, el clímax se notaba interesante, aquí es donde por mas disfraz que se quiera usar la naturaleza no desaparece, pero una edición presurosa corta la linea dramática, literal la historia salta de un punto a otro en segundos.
Primero está Emilia, siguiente escena desaparece Emilia, tercera escena todas las partes reunidas para la confrontación y todos esos reunidos se esfuman de una toma a otra para “corte, se acabó la película” totalmente sin pena ni gloria para ninguno de los personajes.
Sí alguien vive una tragedia aquí es Zoe Saldaña que tiene muy buena presencia en la historia y se centra en ella la trama y la sostiene gracias a su talento y como se impone y todo se lo dan a Karla Sofía Gascón que no es el estelar por más que en nominaciones y premiaciones lo quieran ver así.
En parte es el desorden que presenta el filme, un narco-croissant que debió optar mejor por la moraleja de “el que hierro mata a hierro muere” que una historia donde se glamoriza al narco por encima de sus víctimas.
Un tema extremadamente complejo que sufrimos a diario y luego de ver Emilia Pérez y vemos el mundo real que nos rodea a los mexicanos, decimos “qué demonios acabamos de ver”.