Transparentar o no los ingresos de los periodistas. He ahí el dilema
Me he mantenido al margen del debate público que se presenta desde hace varios días entre #TodosSomosLoret y #TodosSomosAmlo porque soy de los que pienso que #TodosSomosMexico, sin que ello signifique que no tenga una clara postura sobre los temas importantes de la agenda en nuestro país, sino más bien como un crítico de las discusiones estériles que no construyen ni llegan a nada.
De lo que no puedo marginarme, como comunicador y periodista, es de lo que con asombro observo que publican algunos haciendo eco de la propuesta de que deberían transparentarse y ser públicos los ingresos de mis colegas.
Y no me refiero a las posturas que el presidente López Obrador ha repetido una y otra vez en sus conferencias matutinas porque creo entender desde donde se está moviendo el líder de la autollamada cuarta transformación.
CONFLICTO DE INTERESES
Me parece que llegué a conocer sus formas de comunicarse en mi paso de cerca de dos años en el gobierno federal que él encabeza y porque no pretendo tener un conflicto de intereses al escribir sobre una institución a la que respeto y en la que serví a invitación de una de sus exponentes progresistas e incluyentes.
Tampoco pretendo hablar únicamente de Carlos Loret de Mola, a quien conocí desde el principio de la década de los 2000 cuando hicimos un viaje juntos a Cuba para cubrir actividades de una empresa tabacalera en los respectivos medios en que prestábamos nuestros servicios, así como las diferentes relaciones de fuente informativa y comunicador en mis diferentes actividades gubernamentales desde que fui el titular de comunicación social en el gobierno de Nuevo León.
Ni el presidente ni el periodista necesitan que yo hable por ellos o interprete lo que está pasando en ese tema público del que sobran litros de tinta impresa y horas de ondas de radio y televisión que han abordado el asunto.
ESTO SÍ DEFIENDO
Lo que sí defiendo como estudioso de los procesos de la comunicación, el periodismo y la libertad de expresión en México y el mundo, son los derechos que todos tenemos para manifestarnos de la forma que mejor nos parezca en los límites que la Constitución y las leyes nos lo permite.
Las leyes en nuestro país son muy claras y en materia de acceso a la información pública y el derecho a la privacidad de datos, nuestra Constitución es contundente y no deja duda a interpretaciones como manifestó ayer en un comunicado el INAI, delimitando las facultades que tiene y, de pasada, enumerando los artículos legales que los regula.
Por ello y por supuesto siendo congruente con mi pensamiento, aunque respeto todas las opiniones que he leído en las redes sociales y en los espacios de análisis y editoriales, sin importar si están a favor o en contra de unos u otros.
HASTA LOS DOCTORES
Lo que no deja de causarme extrañeza es que, algunos incluso con grados de doctorado y supuestamente muy estudiados, pretendan que por ser un tema del interés “público” deba transgredirse la ley y hacer públicos datos que esencialmente son privados.
En caso de existir dudas sobre la procedencia lícita o ilícita de los recursos de cualquier persona, existen instancias también legales encargadas de investigar si existiese la comisión de un delito, sin importar que sea un servidor público o cualquier contribuyente o ciudadano de nuestro país.
En el enojo del debate polarizado me parece excedido usar acusaciones generalizadas hacia quienes ejercen el noble oficio del periodismo y la comunicación, calificándolos de “pseudo periodistas”, “prensa chayotera” o “medios neoliberales”, así, sin más, a la ligera.
Como en cualquier oficio, existen...
buenos y malos, honestos y deshonestos.
Pero en todo caso deben probarse las acusaciones ligeras que se generalizan sin fundamento.
Si existen sospechas de dinero ilícito, que se recurra a las instancias correspondientes pero es una regresión a los derechos constitucionales el llamar a la ligera a que se hagan públicos los ingresos de personas físicas o morales del sector privado, que tienen en la protección de datos una de sus garantías individuales.
Ahora que, si se trata de publicidad pagada con recursos públicos, pues que se aplique la ley ante las instancias correspondientes, fiscales, de transparencia o electorales que ya están previstas en nuestra constitución.
Quienes piden transparencia de ingresos en una persona protegida legalmente en su privacidad...
¿se han puesto a pensar en el pésimo precedente que se esto significaría?
Un reportero, editor o colaborador de cualquier sección informativa, incluyendo deportes, espectáculos, culturales, negocios, policiacos o de cualquier tema, estarían obligados a hacer públicos sus ingresos, lo cual es completamente contrario al espíritu de la ley de la privacidad y protección de datos.
Y si nos vamos más allá, al rato un músico, un pintor, un muralista o un poeta o cualquiera que comunique algo por cualquier medio, sería también sujeto a que se rompa la privacidad de sus datos y sus derechos.
Entiendo el fondo del debate político que existe detrás del tema que ha dado pie a todo lo que hemos conocido en los últimos días y sospechamos las argucias estratégicas detrás de unos y otros, pero por favor...
serenémonos
Esto no es tema de las redes sociales, es un tema de derechos y el cumplimiento de los mismos.
Si fueran difamaciones, calumnias o libelos, también para ello existen instancias legales para perseguir la comisión de un delito.
Si por el calor de la discusión pública rompemos lo más sagrado que tenemos como nación que es el estado de derecho, mucho lo habremos de lamentar en el corto plazo.