Isabel Leonard en Monterrey: una noche exquisita
Amigos, me da gusto compartirles mi opinión en DETONA, respecto al concierto de ayer con el que reinauguramos la Sociedad Artística del Tecnológico de Monterrey.
Han pasado 10 años desde que este proyecto, que contribuyó al deleite y formación de público de varias generaciones, se disfrutó por última vez.
Hay muchas cosas que me gustaría decir porque poner en escena a una artista de la talla de Isabel Leonard requiere un gran trabajo en equipo.
Cuando nuestra tarea es volver a impulsar a la SAT (¡en femenino!), reconquistar al público, volver a ganar un lugar como una de las grandes agendas de artes escénicas de la ciudad, nos daremos cuenta de que hay diversas variables qué considerar.
Pero ayer dimos un paso importante y lo mejor de todo es que puso una barra alta de lo que debe de ser este proyecto y su contenido artístico.
La calidad escuchada en el concierto de ayer nos deja convencidos de la calidad y carisma de Isabel Leonard:
Esto nadie lo sabe...
...Pero la diva llegó un día antes, tras más de 3 horas de retraso en vuelos (por las condiciones climáticas en Houston) literalmente directo del aeropuerto a tener el primer ensayo.
Isabel Leonard se presentó con artistas invitados de México (elegidos por ella): Linda Gutiérrez, soprano regiomontana, quien regresó a su alma mater en donde años atrás participó en los grupos artísticos de canto y Fernando Cisneros, joven barítono de Ciudad de México que estuvo recientemente con el México Opera Studio, MOS.
Acompañó al piano John Arida, joven pianista de Julliard, quien nos regaló un toque de sensibilidad, acompañando tersamente a los cantantes.
El programa, estructurado en dos partes, nos llevó a un recorrido por parte del repertorio de Isabel Leonard y pudimos escuchar la música que ha marcado su carrera:
- Mozart.
- Rossini.
- Repertorio francés.
- Canción española.
- Canción en inglés.
En todos los números dejó testimonio de su compromiso con los idiomas : siempre escuchándose una dicción clara, articulada y desplegando un sonido cultivado, de gran belleza, como ligeramente pintado de tonos oscuros.
Comenzó con la canción “Clavelitos”, de Joaquín Valverde, famoso por sus zarzuelas.
Fue un comienzo encantador, candoroso y en donde nos dejó escuchar su canto ritmado impecable así como esa presencia que terminó conquistando al público.
LAPSUS
Curiosamente el número, el dueto “Una voce poco fa”, de la ópera “El barbero de Sevilla”, de Rossini, tuvo un momento de lapsus.
Es un papel que ha cantado muchas veces, con el que ha triunfado en el MET y otras casas de ópera, y de pronto la línea se fue.
Me da la impresión que en el embellecimiento vocal, que en Rossini está en estilo, se perdió y olvidó la línea que la conectaba con la estructura principal del número.
Pero hasta equivocándose ahí mostró arte: con gran encanto se disculpó, retomó la línea y concluyó maravillosamente al lado de Fernando Cisneros, que tiene una voz de barítono muy grata y un futuro prometedor.
En el dueto “Prenderò quell brunettino” de la ópera “Cosí fan tutte” (Así hacen todas) de Mozart, su voz y la de Linda Gutiérrez se amalgamaron preciosamente, dándonos uno de los momentos sublimes de la noche.
Linda nos mostró suc anto siempre seguro, con frases en las que logró sonidos importantes.
Concluyó la primera mitad con los “couplets de la confesión” de la ópera bufa de Jacques Offenbach; La Perichole.
Esta obra es una de las joyas cómicas de Offenbach; deleitable de principio a fin.
Aquí la ingenuidad de Isabel; el timbre cromado, etéreo, nos acabó por conquistar; cómo flotaba ciertas líneas y siempre con un control admirable del ritmo, del manejo de tiempo del canto.
Tras el intermedio Isabel comenzó la segunda parte con un pequeño cambio en el programa: en lugar del aria “Una vocepoco fa”, de Rossini, comenzó con dos de las siete canciones españolas de Manuel de Falla:
“El paño moruno” y “Seguidilla murciana”; con las mismas cualidades con las que abrió el programa: voz y ritmo en completo estilo con la música.
En la “Canzonetta sul aria” de “Las Bodas de Fígaro”, de Mozart, nos volvió a encantar con una afinidad estilística y amalgama de las voces junto con Linda Gutiérrez y el acompañamiento de John Arida fue notable; es un dueto terso, poético y los tres artistas volaron alto.
Linda y Fernando cantaron juntos en un par de ocasiones; quizás el momento más conseguido fue “Crudel perche finora”, también de “Las Bodas de Figaro”, de Mozart; acariciaron la música con bello fraseo y alternancia de frases.
Arida les dió un acompañamiento delicado, acorde al nivel de canto.
El último ensamble formal de la noche fue el trio “Soave sia ilvento” de “Cosí fan tutte” de Mozart; este número fue uno de dos cierres magníficos que tuvo el programa: música a media luz, de canto expresivo, matizado, exquisito.
Se notó la complicidad ausente de divismos de los tres cantantes: simplemente hicieron música.
Isabel concluyó con la "Habanera", de Carmen y me hizo pensar en la otra gran diva, mezzosoprano, que visitó apenas dos meses atrás la ciudad, Elina Garanca: cuán distintas sus Carmen y ambas grandes dejaron su firma: en el caso de Garanca, temperamental seductora; en el caso de Linda, una gitana salerosa, vocalizada perfectamente e idiomática.
Los aplausos no se dejaron esperar: para entonces el público había caído en el embrujo y de pie comenzaron a aclamar a la artista.
Regresaron los tres cantantes para darnos un “Brindis” de la Traviata muy ingenioso, en donde Fernando cantó algunas frases de Alfredo (mostrándonos un instrumento de gran flexibilidad y que le va a venir al dedillo en el repertorio verdiano) y Linda e Isabel se divirtieron con las líneas de Violetta.
LOS ENCORES
Isabel Leonard preguntó al público si querían más música y todos dijimos que sí.
Ofreció dos encores más: la Seguidilla de Carmen; deliciosa, seductora, con esa voz media que acaricia.
Y finalmente cerró la noche, memorable, con la canción “Over the Rainbow”, de Yip Harburg (compuesta para el mítico filme “El mago de Oz”).
Nos regaló la voz media, una dicción impecable en inglés y el acompañamiento de John Arida se fundió.
Sé de personas del público que lloraron aquí. De eso se trata el arte
(NOTA: el editor fue una de esas personas...)
El público se fue contento y creo que nos quedamos con el sentimiento de haber escuchado a una gran artista en plenitud.
Sé que se quedó con una gran imagen e impresión de nuestra ciudad.
Y ahí es donde vemos la importancia y el valor para una comunidad de un proyecto como la SAT.
Varios estudiantes, que sumamos a través de un proyecto con la Escuela de Espectadores del TEC, estuvieron presentes.
Vi caras contentas, comentarios de satisfacción: y si de todo esto hemos ganado para la música clásica una decena o dos decenas de nuevos amantes de la música, debemos de estar contentos.
Hay a quien no le gustaron los audios previos a los duetos en los que daba el contexto de lo que ocurría en el escenario: debo decir que fueron sugerencia y motivación de Isabel Leonard y estos no están destinados al público conocedor, como yo o como tú, querida, querido lector: esto es para nuestros nuevos amantes de la música.
Esa labor, no la debemos de olvidar.