Sheinbaum: la doble derrota
Es el golpe a un proyecto populista autoritario que se creía invencible, que se ha burlado de todo y de todos, que ha quebrantado instituciones y el Estado de Derecho para entregar el poder a la delincuencia.
Son las consecuencias de haber pateado la decencia del ex presidente Biden, de haber utilizado la migración como chantaje y de haber violado el T-MEC con el argumento de que aquí somos muy soberanos.
El comunicado donde Washington anuncia el inicio de aranceles acusa a México de ser un narco Estado.
- “Las organizaciones criminales, principales traficantes de fentanilo operan sin trabas porque tienen una relación intolerable con el gobierno de México” …
- “El gobierno de México proporciona refugio seguro para que los cárteles fabriquen y trasporten narcóticos…”
Lo que está diciendo Estados Unidos es que en la frontera sur hay un gobierno peligroso para su seguridad nacional y que está decidido a combatirlo con todo.
La señora Sheinbaum podrá ser “una mujer maravillosa”, pero no es confiable.
Los aranceles han sido puestos como una carga de dinamita en los 35 millones de votos que recibió Sheinbaum en la elección presidencial.
La medida hace de ella una Presidenta frágil y derrotable. Por alguna razón Trump le está diciendo al pueblo de México: no puedo negociar con alguien que aceptó ser la heredara y continuadora de un proyecto político que abrazó al crimen para tener éxito.
Eso explica la burla de Trump por la entrega de los 29 narcos.
- “Me los entregaron hace cuatro noches para hacerme feliz”.
Con un simple sarcasmo exhibió la mentira de Alejandro Gertz Manero y García Harfuch.
No fue EU quien solicitó la entrega, no se expulsaron por tener acuerdos con jueces corruptos –como dijo la Presidenta–, fue una decisión unilateral, mal planeada, ilegal y desesperada.
El gobierno no está leyendo correctamente a Trump.
El perro no quiere salchichas, quiere el cerdo completo.
Quiere provocar un cambio político en México.
No puede firmar acuerdos y convenios con un gobierno con el que no comparte ideas y que tiene –según ha dicho– una “alianza intolerable” con los cárteles.
Sheinbaum no se atreve a mover correctamente las fichas.
Sigue sin dar muestras de independencia frente a su antecesor. Insiste en llevar hasta el final la reforma al Poder Judicial, pensada y diseñada para vengarse de juzgadores autónomos, pero también para favorecer la impunidad y el empoderamiento del crimen.
Tampoco tiene la autoridad política y moral para hacer una llamado a la unidad nacional.
No le queda.
Ella y López Obrador basaron el éxito de su movimiento en sembrar odio y división.
Hoy pagan los costos de haber despreciado y humillado a la oposición.
Tampoco puede esperar la solidaridad internacional porque su soberbia y autoritarismo los llevó a ofender la dignidad de muchas naciones.
Sheinbaum llegará al Zócalo con una doble derrota.
Frente a Trump y también ante su partido político.
El mismo día que se anunciaron los aranceles, los legisladores de Morena votaron en contra de la ley que ella propuso para impedir el nepotismo electoral.
Con la aplicación de aranceles la economía de México entra a un escenario de incertidumbre y el futuro político de Claudia Sheinbaum, también.