La UNAM de antes y la de ahora

Alberto Halabe Bucay DETONA aquí: “La UNAM es, ha sido, y será, la máxima casa de estudios”.

Tengo el honor de haber sido aceptado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en enero de 1989, el primer año de gobierno del Presidente Carlos Salinas de Gortari, además, soy egresado de la especialidad de Pediatría por la misma UNAM, y ahora que es nombrado como nuevo rector de esta excelsa institución el Licenciado Leonardo Lomelí Vanegas, escribo el presente ensayo.

Solo voy a hablar sobre ese año escolar en la UNAM: 1989, ya que por diversas circunstancias cursé después la carrera de Medicina en la Universidad La Salle.

En 1989 yo me trasladaba en el entonces sumamente seguro Metro de la Ciudad de México a la UNAM, también llamada Ciudad Universitaria, me bajaba en la estación “Copilco”, que es hasta ahora la más cercana de la Facultad de Medicina, era muy reconfortante salir todos los días de la estación citada del Metro junto a cientos de estudiantes universitarios a las 6:50 AM para llegar a nuestras respectivas sesiones académicas de las diversas facultades de la UNAM, incluyendo: Odontología, Química, Derecho, Arquitectura y Filosofía y Letras.

La Facultad de Medicina como tal era impresionante, pero más aún sus maestros, recuerdo muy bien al Doctor Carlos Gilbert Rodríguez, maestro de Anatomía, al Doctor Luis Sánchez Mondragón, maestro de Psicología médica, o al Doctor Carlos Gómez Lojero, maestro de Bioquímica, y a todos los demás, maestros y maestras, todos de excelencia.

Yo personalmente formé parte de un programa de investigación científica que lideraba la Doctora Teresa Fortoul por las tardes, acudía 2 a 3 horas al Instituto de Fisiología celular de la misma UNAM, donde participé en el proyecto de la Doctora Ana María López Colomé sobre el estudio de la retina, y publiqué mi primer artículo científico ese año 1989 sobre endorfinas en la Revista de Investigación Clinica.

Visité en una ocasión al mismo rector de la UNAM de esa época, el Doctor José Sarukhán Kermez, conquien platiqué muy interesantemente en su oficina ubicada el séptimo piso del edificio de Rectoría, también tuve oportunidad de platicar con el Doctor Ruy Pérez Tamayo en la Facultad de Medicina.

Visitaba en ocasiones el CUC (Centro Universitario Cultural) a las afueras de la UNAM, igual que lo hacía el gran reportero Ricardo Rocha, que en paz descanse, y le compraba cócteles de frutas y verduras en la entrada de la calle “cerro del agua” a un hombre que apodaban amigablemente “la pulga”.

También visitaba ocasionalmente la Hemerobiblioteca de la UNAM, aunque en pocas ocasiones porque su localización dentro de Ciudad Universitariaria es muy lejana.

Era fascinante caminar en la UNAM y recorrer sus áreas académicas, deportivas y sus jardines.

Me gustaba estudiar en la sala de lectura de la Biblioteca Central, patrimonio de la Humanidad, y visitaba frecuentemente la Facultad de Ciencias, en el circuito exterior de Ciudad Universitaria, donde conocí en sus conferencias al Doctor Antonio Lazcano, experto en teorías de evolución darwiniana hasta la fecha.

Ahora, a la UNAM, llegan personas encapuchadas, como yo lo hacía hace 33 años, y lanzan bombas Molotov al edificio de Rectoría.
Alberto Halabe Bucay

Médico con título de la Universidad La Salle, pediatra egresado del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, escribe para DETONA y SDP Noticias.