La verdad sospechosa
El pasado lunes 19 de febrero, un día después de que cientos de miles de mexicanos en muchas ciudades nos reunimos en plazas públicas exigiendo respeto al presidente López Obrador, moría en su casa Don Carlos Urzúa.
Esta muerte me sorprendió tremendamente a mí y seguramente a bastantes mexicanos que conocíamos su importancia en el medio ambiente político actual y su brillante trayectoria profesional y pública como financiero.
Según un noticiero y otras informaciones en redes, la muerte de Urzúa se atribuyó a un infarto fulminante, y fue encontrado muerto en las escaleras de su casa con un fuerte golpe en la cabeza, por una persona de servicio.
Informaron que un médico legista (no dicen de qué dependencia, capacidad o autoridad) dictaminó “muerte natural".
También que no se abrió una carpeta de investigación oficial para investigar su muerte.
La muerte de Don Carlos no puede ser menos que impactante e inoportuna (y en mi opinión sospechosa) para el movimiento ciudadano de oposición al gobierno, y oportuna para el presidente López Obrador y su candidata.
¿Por qué impactante?
Por varias razones:
- Porque Urzúa se unió en octubre pasado como asesor a la campaña de Xóchitl Gálvez, candidata para la presidencia de la república de la coalición de los partidos PRI, PAN Y PRD, (oposición al partido del gobierno), y representaba un activo muy importante para fortalecer la campaña de Xóchitl en la planeación de los programas de trabajo y propuestas de campaña, sobre todo en la parte financiera y de programas sociales.
- Porque se conoce a Urzúa en el medio financiero como alguien muy capaz, que pudo ayudar en forma importante al nuevo gobierno de Xóchitl Gálvez a controlar la debacle financiera que dejarán López Obrador y su partido Morena.
- Porque tuvo la honradez y valentía para no seguirle la corriente al presidente López Obrador cuando se dio cuenta de las acciones perjudiciales para el país que estaba López ordenando, y supo separase cuando sus principios no coincidieron. Estos valores le habrían servido tremendamente al país, hoy que están tan escasos.
¿Por qué inoportuna (y en mi opinión sospechosa)?
- Porque Urzúa conocía los secretos de Hacienda cuando fue Secretario de Hacienda durante siete meses al inicio de la gestión de López Obrador, tras lo cual renunció a su puesto por diferir en los planes y acciones del presidente. Seguramente Don Carlos entendió a donde iba el país para mal. Esta información le perjudicaba fuertemente al presidente y a la campaña de su candidata Claudia Sheinbaum.
- Porque siendo Urzúa fue un hombre de interés público; debieron abrir carpeta de investigación por su muerte.
- Porque su muerte favorece indubitablemente la campaña de la candidata del presidente, al quitarle un poderoso aliado a la Coalición de Xóchitl, y esta ya no tendrá a alguien con conocimiento de causa que pudiera develar secreto non gratos de este gobierno, lo que le daría un tiro de gracia a la campaña de la candidata de morena.
- Y como muestra: según información pública, Urzúa declaró recientemente que la nómina de la pensión del bienestar estaba inflada por más de 600 mil beneficiarios (fantasmas); un cálculo sería de un monto de $21,600 millones de pesos desviados solo en 2023. De ser cierto, esto es muy grave, y relativamente fácil de investigar.
- Finalmente, porque sabiendo los mexicanos de tantos asesinatos sin resolver recientes y pasados de políticos en campaña, de atentados, amenazas y muertes de periodistas, pareciera que la muerte de Urzúa es una llamada más de atención a los opositores de este gobierno.
En fin, muchas coincidencias.
La candidata Xóchitl Gálvez, refiriéndose al deceso de Don Carlos, pidió prudentemente no caer en especulaciones.
Creo que hace lo correcto para no desviar el impacto de su campaña y evitar las naturales embestidas de palacio.
Sin embargo, eso no quita las dudas en la mente (y es mi opinión) sobre la muerte de Don Carlos Urzúa, ya que como en la obra “La verdad sospechosa” de Don Juan Ruiz de Alarcón, sabemos que este gobierno día a día inventa una trama de mentiras y justifica sus medios con el fin de lograr sus objetivos.
Al fin que el presidente piensa y declara que él puede estar por encima de la ley si se “ofende” a su persona, por la investidura de su puesto.