Reverente

Quedé mal con quien ya se nos fue; alguien que a su vez, quedó mal conmigo

Dr. Morales DETONA su despedida a Roberto Guillén.

Es muy temprano, debí haber despertado más tarde, sin embargo, hay algo que me inquieta, algo que me incómoda y que queda como un pendiente perenne, como una piedra pequeña y dura en el zapato.

Quedé mal con alguien que ya se nos fue, alguien que a su vez, quedó mal conmigo.

Yo esperaba que nos despidiera con un puño de tierra, lanzado a muchos de nosotros y se va antes que nosotros.

Se marcha intempestivamente, se apaga una luz que nos acompañaba con su saludo matutino y aquel tono afrancesado de su humeante taza de café y su sonido placentero para nosotros y también placentero para Él, al compartirnos su participación a veces diaria en La Ventana de Caín.

Nos acompañó por muchos ayeres, nos aderezó múltiples desayunos, almuerzos, nos compartió sus inquietudes, sus preocupaciones, acerca de la función y/o disfunciones de muchos elementos situados temporal y terrenalmente en los niveles del poder.

Se apaga esa estrella para pasar a otro nivel existencial que no conoce retroceso.

Conocimos, acompañamos y compartimos con el Brother Beto Guillén conocimientos, experiencias, el pan y la sal, cervezas no, porque no conocía el fin, lo invitamos a almorzar, a comer, a acompañarnos a un evento político en Hidalgo, NL, para que entrevistara y reseñara a una amiga de Rosita candidata a la Alcaldía de ese municipio.

Siempre transparente mi Beto Guillén, realizó sus funciones a niveles de excelencia. Tan transparente que una vez le mentó la madre a uno de los administradores de este chat, que era su tocayo, y éste lo sacó.

Imposible olvidar ese domingo del evento político.

Ya pasó tiempo, solo que parece que fue ayer.

Coincidió con otro evento familiar en el campo de la salud, imposible de olvidar.

Lo trajimos de regreso a Monterrey desde Mina y había empezado a llover.

  • "Te llevamos a tu casa",  le dijimos.
  • "Déjenme en la primera estación del Metro por la que pasemos", respondió.

Por una llamada telefónica se percató de que íbamos por el mismo rumbo de Guadalupe por donde él vivía y que no había problema para dejarlo en su casa.

Lo dejamos en su casa bajo un aguacero terrible que, luego nos enteramos se había llevado a una taxista que fueron a encontrar por algún municipio del oriente de Nuevo León.

Eso forma parte de otra historia qué luego les platicaré.

Por lo pronto no es despedida, es un hasta luego a mi muy querido, estimado y extrañado Beto Guillén.

Hasta luego, muchacho, así se despedía, así lo despedimos, que descanses en paz.
Dr. Morales

Médico Internista desde 1979 hasta la actualidad, jubilado, dedicado a la investigación clínica, aficionado pasionalmente a la Salud y sucedáneos, el Rock and roll y el Foot Ball americano.