Razones y sinrazones

Riva Palacio escribe: Las dos visiones al norte y al sur del río Bravo chocan de manera natural porque no están atacando ni reconociendo la fuente de la discordia que desató el crimen en Matamoros.
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Calderón DETONA aquí.

Es acertada la observación del presidente López Obrador cuando, en respuesta a los gritos republicanos injerencistas en Estados Unidos, afirma que México no está metiéndose en esa nación para ver qué bandas distribuyen el fentanilo en su territorio, por lo que no permitirá ninguna injerencia en los asuntos internos mexicanos.

Tiene razón el presidente Joe Biden cuando, a través de su vocera en la Casa Blanca, dice que los ataques a ciudadanos estadounidenses son inaceptables bajo cualquier circunstancia, por lo que empujarán para que los responsables del crimen en Matamoros sean llevados a la justicia.

Tiene razón López Obrador cuando se indigna ante los llamados de los sectores republicanos más reaccionarios, que quieren legislar para que el Congreso de Estados Unidos apruebe leyes extraterritoriales que le permitan al Pentágono enviar tropas a México para combatir a los cárteles.

Tienen razón los demócratas y republicanos progresistas y moderados, cuando se quejan de que México no está haciendo nada para combatir el narcotráfico y que la cooperación en materia de seguridad con Estados Unidos es deficiente e insuficiente.

Las dos visiones al norte y al sur del río Bravo chocan de manera natural porque no están atacando ni reconociendo la fuente de la discordia que desató el crimen en Matamoros.

México no enfrenta a los cárteles, salvo en defensa propia, bajo la lógica de que no debe combatirse porque la violencia genera más violencia.
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Estados Unidos no atiende el reclamo mexicano de que la calidad de la violencia en su territorio obedece a las armas de alto poder que se venden fácilmente en ese país, pero exige acabar con los laboratorios que producen el fentanilo.

En la discusión acalorada surgen los radicales en ambas partes.

Un símbolo del extremismo es el senador Lindsey Graham, de Carolina del Sur, que presentó una iniciativa de ley para denominar a los cárteles mexicanos “organizaciones terroristas trasnacionales”, lo que permitiría a Estados Unidos utilizar sus Fuerzas Armadas contra ellos en México, como respuesta al crimen contra cuatro de sus compatriotas que son, precisamente, de Carolina del Sur.

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En el otro lado de la trinchera, los radicales de López Obrador, encabezados por su vocero, Jesús Ramírez Cuevas, lo empujan a endurecer su posición ante Estados Unidos alegando la soberanía nacional, y piden que no extradite a Ovidio Guzmán López ni a Rafael Caro Quintero.

Las cancillerías de los dos países buscan contener las pasiones desatadas por el crimen en Matamoros, que galvanizó meses de frustraciones en Estados Unidos y explican la reacción en aquella nación contra la indiferencia de otros previos, como el de hace una semana, en Nuevo Laredo, de un joven estadounidense de raíces mexicanas que fue asesinado por el Ejército junto con cuatro mexicanos al salir de un antro.

De acuerdo con el Departamento de Estado, 75 estadounidenses fueron asesinados en México en 2021, una tasa de 0.26% de crímenes por cada 100 mil visitantes de esa nación, un porcentaje significativamente menor a la tasa de homicidios promedio en Estados Unidos, pero que tampoco generaron indignación.

Las ansiedades y presiones sociales y políticas en Estados Unidos se han dado por la epidemia del fentanilo, cuya distribución se socializó en 1979 y comenzó a impactar en las estadísticas mortales en 2013.

Tres años después tuvo un incremento notable en decesos, cuando se registraron más de 20 mil muertes por ese opiáceo sintético.
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Raymundo Riva Palacio

Periodista y analista político de larga trayectoria en México. Escribió en diarios como Excélsior, Reforma, El Independiente, 24 Horas y El Financiero. Fue director editorial de El Universal entre 2007 y 2008. Cofundó y dirigió el diario Milenio y fue director general de la agencia de noticias Notimex.