Siete Puntos

Ser del pueblo

Paco Gómez DETONA: ¿Qué se necesita, entonces, para “ser del pueblo?”.
1.

Pocos conceptos tan plurisignificantes y variados como el de pueblo. 

Lo mismo se refiere al conjunto de personas que conforman un lugar, región o país, que denota un sentimiento de pertenencia a un determinado grupo humano, una cultura, historia y tradiciones compartidas.

Pero una connotación más frecuente, tomada de la sociología, lo asocia a conglomerados rurales o a los miembros más humildes de la sociedad.

Aunque los ricos también forman parte del pueblo mexicano, por ejemplo, no se les podrá tildar de “ser del pueblo”.

2.

Cuando el concepto se asocia a una profesión u oficio, puede manifestar algo denigrante, aunque también heroico.

Un cura de pueblo -como un médico o un profesor- lo será o porque no tiene muchas capacidades para servir en la ciudad o, en el mejor de los casos, porque ha decidido voluntariamente apoyar a personas más vulnerables y necesitadas

Con la 4T se ha vuelto una cualidad “ser pueblo”.

Sus críticos sostienen que ese deseo desemboca en el populismo; sus seguidores consideran que tal aspiración es una virtud.

3.

Así se ve, parece, la nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia, Lenia Batres, que se ha definido como “ministra del pueblo”.

El presidente de la república ha confirmado el apelativo.

Según él, la que llega tras la renuncia de Arturo Zaldívar comulga con los ideales transformadores del actual régimen y, a diferencia de otros colegas, no se doblegará ante los intereses de los poderosos.

Quienes criticaron el nombramiento la ubican más como ministra del dedazo o del primer mandatario.

¿Qué se necesita, entonces, para “ser del pueblo?”.
4.

Una primera consideración, de tipo filosófico, sería el no considerar a ese pueblo como un objeto: de ayuda o consejo.

Respetarlo en su condición de sujeto sería indispensable para no repetir esquemas asistencialistas, en los que sí, se resuelve una necesidad inmediata, pero no se atienden las causas estructurales de la vulnerabilidad. 

Será fundamental considerar al pueblo en términos de diálogo y no solo de recepción, de comunicación social y no de racionalidad explicativa de las cualidades existentes en un sujeto que se desdobla en un objeto.

5.

Será del pueblo quien busque convertirse en su intelectual orgánico, propuesto por el italiano Antonio Gramsci.

Es decir, quien respetando la subjetividad del pueblo sea capaz de poner a su servicio todas sus capacidades y competencias.

Aunque no haya nacido en cuna humilde, y quizá haya estudiado en alguna famosa universidad de otro país, su condición familiar o académica no le impedirá encarnarse en ambientes lejanos del confort y el lujo.

Estaríamos ante una verdadera opción de vida.

Compartir, no imponer, sería la palabra clave de este apartado.
6.

Quizá la característica más importante para ser del pueblo sea la empatía, en especial con quienes más sufren en él.

No parecen poseerla la mayoría de los actuales funcionarios públicos, empezando por el Primer Mandatario.

Y no me refiero a su desprecio hacia el EZLN, abanderado de luchas indígenas -los más pobres entre los pobres-, sino a la desatención de grupos como niños con cáncer, madres buscadoras, minorías sexuales, etc.

Las ayudas económicas, ya sabemos, son para conseguir votos, y eso no significa ser del pueblo.

7.

Cierre icónico.

Y el presidente pide a los habitantes de Guerrero que no se dejen engañar por los narcos, quienes están regalando juguetes, despensas y frijol con gorgojo, con motivo del día de Reyes.

Qué curioso... ¿No hacen lo mismo los funcionaros de Morena, servidores de la nación se les dice? ¿Y los partidos políticos en tiempos electorales? Unos y otros tienen las mismas prácticas, por ello construyen las bases sociales de las que disponen.

Solo cuando en verdad respeten al pueblo, podrán decir que pertenecen a él.

Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).