Autoritaria ante la corte, sumisa ante el crimen
“La Corte no está invitada” declaró la Presidenta con altivez y el rostro descompuesto.
¿Por qué?, le preguntaron.
La respuesta: “Por razones obvias”.
Luego siguió: “Somos republicanos y somos respetuosos, pero también pedimos respeto”, “Los ministros decidieron no seguir la Constitución”.
La respuesta deshilachada y contradictoria de Sheinbaum –a si la Ministra Presidenta de la Corte, Norma Piña, estaba invitada al aniversario de la Constitución– no fue la respuesta de una demócrata.
Tampoco la de una jefa de Estado.
Fue la de una autócrata, formada en las ideologías más autoritarias.
Le ganó el odio y el berrinche.
Dijo: “somos republicanos” para ocultar que no lo son.
Tan no lo son que usaron el aniversario de la Carta Magna para llenar de estiércol el recinto donde hace 108 años se promulgó la Constitución.
La ceremonia en Querétaro sirvió para confirmar –si había duda– lo que dijo Trump:
“El gobierno mexicano tiene una alianza intolerable con el crimen organizado”.
El Presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, utilizó la tribuna y el Teatro de la República, para arropar a un sospechoso de narcotráfico, al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha.
“Quisiera dar un saludo especial a mi amigo, compañero de lucha Rocha Moya. Todo mi reconocimiento”.
- ¿Compañero de lucha?
- ¿De cuál lucha?
Hicieron de un acto solemne un espectáculo de abuso de poder.
No solo discriminaron, al no invitarlos, a la mayoría de los ministros, sino que utilizaron el momento para anunciar que Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loreta Ortiz, tienen un lugar seguro en la futura Corte por el sólo hecho de ser “sacerdotisas del obradorato”.
Cuando Sheinbaum afirma que los otros ministros y ministras no fueron invitados porque “decidieron no seguir la Constitución” habría que preguntar a la Presidenta a qué Constitución se refiere.
¿A la de López Obrador o a la auténtica, a la republicana?
¿A la de un tiranuelo o a esa?, que fue secuestrada y amordazada por el régimen y que tendrá que ser rescatada –como lo señala el 136 constitucional– en su observancia.
Sheinbaum fue muy dura y clara para decir que la Corte no estaba invitada.
Con esa misma contundencia debería comprometerse a combatir a los cárteles, a destruir la estructura de narco poder que heredó de López Obrador y a cancelar una reforma judicial hecha para consolidar un gobierno criminal.