Descansa en paz, querida Isabel
Soy parte de la generación que cubrió los asaltos a transportistas a principio de los años noventa y los secuestros en Cuernavaca y Morelos a mediados de esa década.
Y cada gran crisis de violencia e inseguridad.
En la marcha blanca de 2004 conocí a María Elena Morera Mitre, también en las tristísimas concentraciones de 2008, por el secuestro y asesinato de su hijo.
Caminé con Alejandro Martí, y en las de 2011, por la misma razón, lo hice con Javier Sicilia.
En 2019 abracé a Julián y Adrián LeBarón tras la masacre de Bavispe.
Un lugar especial para mí entre las personas extraordinarias tocadas por nuestro infernal horror tuvo también la madre del hijo secuestrado y asesinado que, a partir de 2006, llenó el Valle de México de anuncios espectaculares para pedir justicia, la peleó y obtuvo.
La luchadora inagotable, mujer de bien, perversamente denostada desde “la izquierda exquisita”, Isabel Miranda de Wallace.
Protectora de víctimas, perseguidora feroz de criminales, creadora de Alto al Secuestro, el mejor referente para contrapuntear la estadística oficial de ese terrorífico delito.
Fue un privilegio haber estado cerca de ella en circunstancias siempre cuesta arriba.