El país de los niños perdidos

Gerson Gómez Detona: Desde 1997 ya no pudieron localizarlos, les lavaron el cerebro con la panacea de un futuro prometedor. valuado en el esfuerzo personal llevadero en excelencia, de los sueldos, parte sustantiva entre el patrón y el trabajador, mucho más alto a las pensiones de quienes ya están en el retiro.

Dorada la píldora, de las 500 semanas cotizadas se alzaron hasta 1,500.

La edad excesiva contrario a quienes aún el proceso del 97 los protege.

La generación emergente ha perdido todas las ventajas de sus predecesores, deben formar patrimonio contundente, nadar en la bonanza de recursos financieros.

Eso no pasará.

Senadores y diputados desde la llegada al poder a MORENA, solo han ofrecido becas para concluir educación o para los jóvenes en paro permanente.

Con eso evitarían, en el falso supuesto, caer en las garras laborales del crimen organizado.

Ni lo uno calmó ni lo otro ha funcionado, a restablecer la herida purulenta de la sociedad.

Profesionistas graduados brincan entre el home working, los espacios de coworking, en las zonas grises del paraíso a destajo.

Facturan por chambas apenas perceptibles en los presupuestos de las empresas, los servicios, los contactos en el gobierno.

Fidelidad solo al dinero, pasa de mano en mano.

Esos niños perdidos van a la deriva sin posibilidad de restaurar el quebrado sistema de pensión del IMSS., detuvieron la sangría antes de la muerte súbita por sepsis financiera.

Al menos podrían dar descanso al porvenir.

La catástrofe de los gobiernos neoliberales sepultó sus oportunidades.

A MORENA, con su humanismo mexicano, no le interesa ayudar en la caída libre del reloj de arena.
Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.